jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz salida y entrada de año



Hoy es día de deseos y dentro de unas horas día de estreno.
Año tras año los mismos propósitos, los mismos deseos, incluso las mismas metas, aunque algunas de ella sabemos de antemano que son inalcanzables.
En realidad yo creo que aunque tengamos propósitos, el año nuevo lo empezamos con un guión en blanco, dispuestos a improvisar y adaptarnos a lo que nos vaya surgiendo en el día a día
Pero es hermoso sentirse querido durante unas horas por todo el mundo, da igual que nos conozcamos o no, vamos andando por la calle y todo son buenos deseos.
Parece que el tiempo se detiene y que en ese espacio de tiempo sólo cabe el amor y los buenos deseos.
Corazones que laten acelerados y miradas claras y sinceras.
Y el caso es, que yo creo que todos esos deseos son reales, dichos desde el corazón.
Por eso hoy os quiero dar las gracias a todos vosotros, por los buenos momentos que me haceis pasar, por la sonrisa que esbozo cuando me paseo por vuestros blogs y leo vuestras ocurrencias.
Y gracias por permitirme entrar en vuestro espacio y compartir.
Feliz entrada y salida de año, junto a la familia, que en realidad es lo que nos hace ser más felices y mejores personas, nuestra familia.

PD. ya se que la canción que he puesto no tiene nada que ver con la Navidad ni con lo que he escrtio, pero mira, me gusta y es la estoy escuchando mientras escribo

miércoles, 30 de diciembre de 2009

El hombre perro




Y entonces, Adán escribe otra carta.
A la atención de
Rabí Nissim Meor Cohen
C/ Marcel Vincent Aucher, 141
Marsella
Francia
Distinguido señor:
Espero que aún recuerde las amargas y ásperas discusiones que teníamos cuando estábamos prisioneros en el campo de Auchausen, que tan mala fama tenía. Seguro que recuerda las cuestiones que tratamos de aclarar, usted, el preso común, y yo, “el perro de Klein”, como usted me llamó en más de una ocasión ( a mi entender no sin cierto desprecio, ¿también con cierta envidia?); cuestiones relacionadas con la naturaleza afligida y inescrutable de la divinidad : si es un Dios celoso o un Dios compasivo, el Dios de la revelación o el Dios del castigo, el Dios de la redención o el Dios del sufrimiento. Yo estaba atónito por el hecho de que ese Dios, que había ligado a su nombre el destino de su pueblo elegido, permitiera que el sol continuara saliendo mientras el hijo de Feldman, a quien con nuestros propios ojos vimos caminar hacia las duchas y al verlo iniciamos la discusión, se convertía en humo. Seguro que recordará que, cuando le llegó a usted el turno de partir, se libró de su destino gracias a que yo mismo fui a ver al comandante Klein y le expliqué que, en el momento en que usted se fuera, cesarían las discusiones y él, es decir, Klein, dejaría de divertirse, y no poco, con nuestra eterna disputa, que, si bien trataba sobre cuestiones metafísicas, a fin de cuentas entretenía a ese tal Klein, dejaría de divertirse ( aunque él sostenía que sufría) el hecho de que un judío famoso como yo hubiera perdido la forma humana, tolerase la degradación absoluta, permitiera ir a su mujer y su hija. En otras palabras, le divertía el que un reputado payaso como yo estampase un sello divino en los pecados de su pueblo.
En las discusiones con usted, se acuerda, yo sostenía que los pecados del comandante Klein recaían sobre Hitler y los pecados de Hitler eran los pecados del Dios de Israel.
Sostenía que el fuerte siempre puede evitar la degradación del más débil y que no había que tomarse al pie de la letra las palabras de usted, porque los pecadores y los criminales son la heredad de Satanás. Satanás también pertenece a Dios. Y la fuerza es lo que vence. Si ha vencido Satanás, entonces él es Dios y Klein el Mesías. Pero no volvamos ahora a esas disquisiciones. Simplemente quería que recordara. Que recordara que gracias a todo eso se salvó usted. Y ahora, después de tantos años, me dirijo a usted para pedirle un pequeño favor. Un hombre llamado Miguel de Salvaro se dirigirá a usted un día de estos, no sé cuándo exactamente, para que lo ayude a formar parte de nuestro pueblo. El tiene sus razones y yo las mías. Paso a exponerle mi petición: hágame este favor. No haga preguntas superfluas, enséñele los principios básicos y dele el certificado. Sé que el asunto es complejo y que conlleva cerrar los ojos y saltarse las leyes. Pero para su tranquilidad le diré que está haciendo algo importante por el judaísmo, aunque no sepa por qué ni cómo. Y el Dios de Israel, ese ser al que yo maldigo y desprecio porque estoy convencido de que ha sido Él quien ha destrozado la vida de su pueblo, tanto si es realmente divino como si es sólo un espíritu que golpea a su pueblo, sacará provecho. Y es que el diálogo entre Él y su pueblo, que se inició cuando los reyes se quitaron el yugo de la fe ciega y se instauró un reino laico, el diálogo que llegó a se punto álgido con los crímenes de los Klein de todo tipo, se ha vuelto a romper desde que los judíos se han alzado, han ahuyentado los pasos del Mesías que nunca vendrá y han creado un nuevo reino, ahora, aquí, en Eretz Israel, la patria de David, Salomón, Jefré y Ajab. Y ese mismo Dios (¡ironías de la vida!) enriquecerá su grey con otro carnero, que de nuevo saldrá a embestir a su heredad ensangrentada.
Espero que acceda a cumplir mi petición y así sentiré que ha saldado su deuda conmigo.
Atentamente
Adán Stein
Instituo de Rehabilitación y Terapia
Arad
Israel

El hombre perro, de Yoram Kaniuk

Momentos




¿Recuerdas que una vez te quise describir lo que para mi es un momento?
¿Recuerdas que no supe hacerlo cómo deseaba?
¿Recuerdas que quedó pendiente la descripción indescriptible?
Espero que sepas entender con suficiente claridad sin necesidad de utilizar palabras.
Ese paisaje que ves, ese entorno, es para mí un momento.
Y si te cuesta comprender, échale un poco de imaginación, añade al sonido del mar, música de jazz.
¿Crees poder entenderlo?
Espero que sí
Recibe un fuerte abrazo de ésta que te quiere

martes, 29 de diciembre de 2009

Adiós, hasta mañana



Cuando sueño con Lincoln siempre está como estaba cuando yo era pequeño. O mejor dicho, así sale en mi sueño, con una geografía alterada que es mitad verdadera y mitad creada por mi mente dormida. Pongamos la casa de ladrillo rojo donde vivían la señorita Lena Moose y la señorita Lucy Sheffield.
Probablemente se construyera durante el gobierno del general Ulises S. Grant, con artesonados oscuros y cortinas tupidas que no dejaran pasar la luz. Pero cuando yo sueño con ella tiene unas proporciones tan gratas a la vista y unas habitaciones tan luminosas, acogedoras y llenas de personalidad que me planteo renunciar a mi vida actual para mudarme a esa casa, porque sólo así seré feliz.
O sueño que estoy de pie ante una casa de la calle Octava, una enorme casa blanca con un ventanal en la esquina y molduras y cenefas. Me he parado en la acera al caer en la cuenta de que mi madre está dentro de la casa. Si llamo al timbre, saldrá y me dirá que entre. O me abrirá la puerta otra persona. Y yo recorreré la casa hasta dar con ella. Pero ¿qué hace ahí, si no es nuestra casa? Ni siquiera se parece a la nuestra .
Es de en torno a 1890 y la nuestra es mucho más antigua y, además, está en la calle Noventa. Para resolver el acertijo dejo vagar mi mente por la calle Octava, empezando por la esquina donde los tranvías giran para ir al centro, pero antes de llegar a la casa de mi sueño me doy cuenta de que no existe una casa semejante, y me despierto de golpe.


Adiós, hasta mañana, de Willian Maxwell

lunes, 28 de diciembre de 2009

Hacia la boda.- John Berger



Escucha, Marella, escucha lo que dice Gino en una carta que me ha llegado esta mañana:


Me he puesto la camiseta de Vialli porque me dijiste que era tu futbolista favorito. ¿Vamos a la playa el jueves que viene?
Te veo todo el rato Ninon. Monto el puesto en la Piazza Marconi y te veo al otro lado de la gente que llena el mercado. Yo estoy en Parma y tú estás en Modena, y te veo cuatro o cinco veces al día. Reconozco tu codo y la forma que tienes de pasar el brazo bajo el asa de tu bolso blanco, y ese vestido de seda china arrugada que te pones a veces y que tiene llamas anaranjadas en la cadera izquierda. Te veo porque te has metido bajo mi piel.
Ayer, domingo, vendí cuarenta y tres camisetas Ricci. Un buen día. Hice un millón y medio limpio. Un mes entero así, me dije, y vamos y nos compramos billetes de avión para ir a París.
Te quiero.-Gino


Rompí la carta, Marella, y la tiré por el váter. No desapareció enseguida. Los trozos de papel se quedaron flotando.

Hacia la boda, de John Berger

El informe de Brodeck



¿Quién nos expulsaba, en realidad? ¿Otras personas, o el curso de los acontecimientos? Aunque aún soy joven, cuando pienso en mi vida, me parece una botella en la que han querido meter más de lo que cabía. ¿Es el sino de todo hombre, o acaso he nacido en una época que niega todo límite y baraja las vidas como si fueran las cartas de un gran juego del azar?

Yo no pedía gran cosa. Me habría gustado no salir nunca de aquí. Las montañas, los bosques, los ríos me habrían bastado. Me habría gustado vivir lejos del ruido del mundo; pero a mi alrrededor los pueblos empezaron a matarse unos a otros.
Muchos paises dejaron de existir y ya no son más que un nombre en los libros de Historia. Unos devoraron a los otros, los destrozaron, violaron y ensuciaron. Y lo justo no siempre triunfó sobre lo inocuo.

¿Por qué, como miles de otros seres humanos, tuve que cargar con una cruz que no había elegido, recorrer un calvario que no estaba hecho para mis pies y que no me concernía?
¿Quién decidió hurgar en mi oscura existencia, hacer añicos mi frágil tranquilidad, arrancarme de mi gris anonimato, para lanzarme como a una bola enloquecida en un inmenso juego de petanca? ¿Dios? Entonces, si existe, si existe de verdad, que se esconda. Que se eche las manos a la cabeza y que la agache.
Puede que, como antaño nos enseñaba Peiper, muchos hombres no sean dignos de Él; pero ahora también sé que Él no es digno de la mayoría de nosotros, y que si las criaturas han podido engendrar el horror es únicamente porque el Creador les ha soplado la receta.
El informe de Brodeck, de Philippe Claudel

domingo, 27 de diciembre de 2009

Bueno...

Si, ya te dije que aunque me pese
no puedo hacer lo que no presumo
ni decir lo que no siento.

Sin embargo puede gustarme
aquello que en mi no se ve

Doctor Pasavento



Después, abandoné el lavabo de la libertad y subí al cuarto. Donde escribí una carta que deposité unas horas después (a nombre de Eve) en el pequeño mostrador de la recepción del Suède:

Es posible que ya nadie, a partir de hoy mismo, tenga noticias de mí nunca más. Que nadie crea que he sido abducido por alguna alimaña de un planeta lejano.
Soy yo mismo mi propio secuestrador. Las fatigas, los groseros esfuerzos que se precisan para alcanzar en este mundo honores y fama no están hechos para mí. Quiero esconderme de todo y de todos, no tener que aparecer más en público, no tener que vivir en medio de las desesperantes intrigas del mundo literario. Quiero llevar la vida de un Salinger, por ejemplo, o la de un Thomas Pynchon. O la de un Miquel Bauçà, un escritor oculto en el centro de Barcelona y al que algunos conocen como “el Salinger catalán”. Quiero llevar la vida de todos esos escritores que admiro porque han logrado seguir escribiendo y existiendo sin ser molestados.
Seguiré escribiendo, pero, a diferencia de Salinger, Pynchon y Bauçà, no lo haré para publicar, porque también de publicar me voy a retirar. Trataré de volver a ser aquel joven que escribía sin siquiera pensar en publicar y al que todos dejaban en paz.
Tal vez sea la mejor fórmula para que pueda volver a ser aquel joven, levantado antes de la aurora, en pijama, con los hombros cubiertos por un chal, el cigarrillo entre los dedos, los ojos fijos en la veleta de una chimenea, mirando nacer el día, entregado con implacable regularidad, con una monstruosa y amateur perseverancia, al rito solitario de crear mi propio lenguaje. Eso es lo que trataré de volver a ser. Lo intentaré en un país lejano, fuera de las miradas de todos.
Allí la hora nueva, que diría Rimbaud, será al menos muy severa. Sabré escribir para mis abismos personales. Y a quienes se crucen en mi camino les diré que busco la verdad. Se lo diré como ausentándome, como quien se aleja para poder saludar a la belleza.


Doctor Pasavento, de Enrique Vila-Matas

Pensando

Una ola, una brisa, una montaña
De nuevo el principio, regresión hasta la unidad

Un barrio triste, el reposo, la templanza
que ayer poseía y hoy, solo la puedo soñar.

¿Qué engaño nos venden hasta confundirnos con nuestra realidad?

El recuerdo nos obliga a caminar sin piedad
mientras otros tantos...felices, contemplan lo que no es verdad...

sábado, 26 de diciembre de 2009

El dragón rojo



























Crawford le entregó el bolso a la enfermera de turno.
Sabía que era prácticamente imposible que Lecter consiguiera lo que necesitaba, pero no quería correr riesgo alguno con él
Logró que un médico interno hiciera una revisión fluroscópica de la carta en la sala de rayos.
Crawford cortó el sobre por los cuatro costados con un cortaplumas y revisó la superficie interior y la de la carta en busca de alguna mancha o polvillo.
En el Chesapeake Hospital probablemente utilizaban lejía para limpiar y había, además una farmacia.
Cuando quedó satisfecho con la inspección procedió a leerla.


Querido Will:
Aquí estamos, usted y yo, padeciendo en nuestros respectivos hospitales.
Usted con su dolor y yo sin mis libros...el inteligente doctor Chilton se encargó de ellos.
¿No le parece, Will, que vivimos en una época primitiva? Ni salvaje ni erudita. 
Y su maldición son las medias tintas. En cualquier sociedad racional me matarían o me devolverían los libros.
Le deseo una rápida convalecencia y espero que no quede muy feo.
Pienso a menudo en usted.

HANNIBAL LECTER
El dragón rojo, de Thomas Harris

El hombre y las desgracias

"Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Así que no debes congojarte por las desgracias que a mi me suceden, pues a ti no te cabe parte dellas"

Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes)
Capítulo XVIII. Aventura de los rebaños.



FELICES FIESTAS Y MIS DESEOS DE SALUD Y PAZ PARA TODOS

viernes, 25 de diciembre de 2009

Confesiones de un burgés












La atmosfera de Londres era erótica; Londres es quizá la única ciudad del Mundo con una atmosfera erótica inconfundible.
En París la gente se besaba en la calle y hacía el amor en los cafés..., pero el erotismo es algo oculto y rodeado de secretos; el erotismo es siempre el "dessous", nunca la desnudez.
En Londres no he visto ni un beso dado en una mano en público que durase un segundo más de lo debido o se prolongase de cualquier forma.
Mas la ciudad rebosaba erotismo y en la niebla se oían gritos de placer.
Me gustaba detenerme por las noches delante de la entrada de algún teatro para observar el desfile de unos cuerpos humanos vestidos perfectamente construidos, envueltos en frac y en vestidos de noche con escote; me gustaba contemplar la suave debilidad de la sonrisa solemne y social de aquellas personas selectas, cuando mostraban, en el vestíbulo del teatro, sus cuerpos idealmente esculpidos y cuidados, cuando hacían gala de su educación, como animales de circo amaestrados demostrando sus habilidades, cuando mostraban sus joyas, que resplandecían bajo las luces, y al contemplarlos, pensé que para que aquellos cuerpos estuvieran atléticos y pulcros, cada día moría en algún rincon del mundo un africano o un hindú.
Sentía como si aquella representación deslumbrante y trágica hubiese llegado a su fín; lo observaba todo con mucha atención, y los propios actores parecían opinar que el dramático desenlace no podía pasar desapercibido.
Por cada uno de aquelos ingleses cuidados, quizá incluso hasta por el ascensorista del hotel, trabajaban hasta la muerte varias personas de color, trabajaban hasta la muerte varias personas de color.

Confesiones de un burgués, de Sándor Márai

Warlock




Fuera sólo hay oscuridad, lastimosamente alumbrada por las frías e indiferentes estrellas, y reina el silencio en la ciudad, en la cual, para abrigarse, algunos duermen abrazados a las sábanas de la ilusión y el optimismo. Pero aquellos a quienes más quiero no duermen, ni vislumbran esperanza, y sufren por los valientes que caerán en su inútil sacrificio por todos nosotros, y cuya única ofrenda será que los lloremos durante algún tiempo; aquellos que ven, como yo he llegado a ver, que la vida no es más que lucha y violencia, sin razón ni causa, y que el único resultado es la degradación y la burla del coraje y la esperanza.

¿Acaso no es la historia del mundo sino una narración de violencia y muerte tallada en piedra? Saberlo es algo terrible, triste y cruel, como lo es descubrir- y ahora comprendo que el médico lo entendió antes que yo- que lo único que vale es el intento y no el logro, porque nunca se consigue nada; hoy puede amanecer sin nubes, o más despejado que ayer, y terminar de una forma igualmente horrible y espantosa, e incluso más. ¿Podrán aplacarse alguna vez esas fuerzas que conducen al hombre a su fin, o seguirán creciendo y prosperando, colisionando horriblemente unas con otras mientras no se sosiegue el hombre mismo? ¿Puedo mirar a las frías estrellas en este cielo negro y creer en el fondo de mi corazón que es el mismo firmamento que cubría con su manto a Belén se desvaneció su estrella.

Warlock, de Oakley Hall

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El extranjero




...Me explicó que iba a hablarme de un proyecto todavía muy vago. Tenía intención de instalar una oficina en París que se ocuparía de sus negocios allí, y directamente, con las mismas compañías, y quería saber si yo estaría dispuesto a ir. Podría así vivir en París y viajar, además, una parte del año.
"Usted es joven y tengo la impresión de que es una vida que ha de gustarle."
Dije que sí, pero que en el fondo me daba igual. Me preguntó entonces si no me interesaba el cambio de vida. Contesté que no se cambia nunca de vida, que en cualquier caso todas valían lo mismo y que la mía aquí estaba lejos de disgustarme. Pareció descontento, me dijo que nunca respondía directamente, que no tenía ambición y que eso era desastroso en los negocios. Hubiera preferido no decepcionarlo, pero no veía razón alguna para cambiar de vida. Pensándolo bien, no me sentía desgraciado. Cuando era estudiante, tenía yo muchas ambiciones de ese tipo. Luego, cuando tuve que abandonar mis estudios, comprendí muy pronto que todo eso carecía de verdadera importancia.
Por la tarde, Marie vino a buscarme y me preguntó si quería casarme con ella. Le dije que me daba igual y que podíamos hacerlo si ese era su deseo. Me preguntó si la quería. Contesté, como ya había hecho una vez, que nada significaba eso, pero que ciertamente no la quería.
"¿Por qué te casarías conmigo entonces conmigo?", dijo ella. Le expliqué que la cosa no tenía importancia alguna, pero si ella lo deseaba podíamos casarnos...

Extranjero, de Albert Camus

Nuestro Mundo Senior, lo bueno y lo malo: Feliz Navidad LLuviosa!!!!!!!

Nuestro Mundo Senior, lo bueno y lo malo: Feliz Navidad LLuviosa!!!!!!!
Felices fiestas, amiga de distancias...
un besote solidario.

martes, 22 de diciembre de 2009


Templo de Salt Lake City, Utah.

Estimado Inb Levi,desde hace unos días me encuentro muy excitado,no sé muy bien que pensar y esta razón me mueve a comentar contigo un asunto que me tiene preocupado.

Sabes que nunca fui muy propenso a creer y menos aun cumplir con los preceptos de nuestra comunidad.
Algunos me tachan de descreido,de mal ejemplo,incluso de endemoniado y quizá no les falte razón, porque estimado Levi creo que he estado equivocado por mucho tiempo.

El caso es que anoche envié a mi esclavo Adel al páramo donde sabes se guardan mis ovejas bajo la atenta mirada de mi primogénito al que le tengo encomendada la responsabilidad del cuidado del ganado.

No salgo de mi asombro cuando Adel me cuenta algo que ha pasado en el trayecto de nuestra casa hasta el lugar donde Abukbar encierra el ganado para protejerlo de las bestias de dos y cuatro patas.

El caso es que cuenta que un ser que no parecía de este mundo se le presento cuando bajaba la cuesta que desemboca en el valle que utilizamos en esta época como zona de pasto para el ganado.

Dice que no pisaba la tierra como cualquier ser humano,que se mantenía en el aire gracias...y creeme lo que digo...gracias a unas grandes alas cubiertas de pluma blanca y pura como las primeras nieves antes de ser pisadas.

Pero ahí no queda la cosa,pues este extraño ser le dirigió la palabra, y segun mi criado, este le dijo que era un enviado del todo poderoso y siempre bien amado señor del universo,Dios de nuestros antepasados.

Le dijo que esa misma noche sucedería algo extraordinario...y creeme lo que te digo...ha pasado y no salgo de mi asombro.

De resultas de todo ello Adel se dirigió sin pensarlo hacia las afueras de Belen guiado por los consejos del ser alado que le ofreció una luz extrañamente hermosa que le acompañó hasta llegar a un pequeño y triste pesebre donde se encontraban una mujer,un hombre y un recien nacido...y cree en mis palabras... pues aunque pueda parecer un hecho extraordinario y me arriesgue a que pienses que estoy loco, ese recien nacido, no era otro que el hijo de Dios personificado.

Ya sé que pensarás que lo habré soñado,sobre todo sabiendo mi postura hacia temas de esta índole, que siempre me han granjeado la enemistad de la comunidad y un desasosiego del alma que tu bien conoces y siempre has minimizado para ayudarme y confortarme en base a nuestra antigua amistad.

Si te sirve de algo te diré que que en cuanto fui consciente de lo absurdo de lo contado por mi criado,no pude resistir la ansiedad que sus palabras produjeron en lo más íntimo de mi ser y salí apresurado con la intención de corrobar lo que me habían contado.

Cual fue mi sorpresa cuando antes de salir al páramo llamaron a la puerta de mi humilde morada en horas tan intempestivas y de madrugada.

Abrí la puerta con desconfianza pues son malos y duros estos tiempo que vivimos y allí estaba... un pequeño paje perfectamente engalanado impropio de estos lares tanto en la ropa como en ademanes.

Este me dijo que era el heraldo de tres grandes señores que pedián posada tras un larguísimo viaje pues estaban agotados y necesitaban refrescar sus monturas y si fuera posible algun refrigerio para la comitiva que los acompañaba.

Como bien sabes la hospitalidad es sagrada y posiblemente uno de los pocos preceptos que siempre he respetado,así que les ofreci mi humilde morada y un poco de pan y queso regado con un poco de agua.

Cuando se sentaron a mi mesa,los tres grandes señores me hablaron como si me conocieran de toda la vida y esto me puso en guardia,pues de todos es sabido que nuestro oscuro Rey Herodes nunca descansa y siempre anda buscando virgenes con las que satisfacer sus ansias de pecado, recurriendo para ello a un singular número de añagazas, y como tu bien sabes guardo una joya en casa, carne de mi carne y alegría de mi morada.

Finalmente se ganaron mi confianza y no pude por menos que contarles el suceso narrado por mi criado al respecto del ser alado.

Dicho esto los tres se levantaron de la mesa y llamaron al heraldo que conocí anteriormente,seguidamente empezaron a dar instrucciones concisas a este y me rogaron encarecidamente que les acompañara hasta donde el criado había encontrado el pequeño pesebre y el recien nacido citado.

Entre movimientos pausados y elegantes se pusieron los señores en marcha solicitando disculpas por su atrevimiento y musitando constantemente una palabra,un nombre...Jhosua,Jhosua recitaban...no solo era una palabra,no solo era un nombre,parecía una oración musitada con lágrimas en los ojos y expresión elevada.

Pregunté quien era Jhosua y ellos solo me miraban como si fueran dueños de algun secreto que no tardarían en desvelarme ,así tal como un padre hablaría a un hijo, como un abuelo se dirige a su querido y pequeño nieto,ellos me contaron que venían de un lugar muy lejano, más allá del horizonte protegido por las profundas y escarpadas montañas del norte.

Venían en pos de una profecia muy antigua,eran estudiosos de noble cuna descendientes de antiguos sabios y tenían la misión ...y creeme mi querido Levi,cree en mis palabras...su misión no era otra que ponerse a los pies del hijo de Dios personificado,un pequeño bebe llegado a este mundo de horror que nacería de la forma más humilde y sería portador de un mensaje inaudito que gracias a su llegada a este mundo, la historia de nuestro pueblo cambiaría de la noche a la mañana y con las mismas la historia del mundo entero pues ese pequeño ser era el encargado de la mayor de las proezas,conseguir que el mundo tenga esperanza,conseguir unir a todos bajo un mismo credo claro y diáfano como el agua que nace en los dulces manatiales de nuestras montañas.

Amaos los unos a los otros sin diferencias de credos,sin ambages,sin prioridades y además asegurarnos que con la muerte nada acaba ,que no estamos solos,que el padre prepara nuestra última morada,estas fueron sus únicas palabras,palabras que calaron muy hondo en este descreido amigo tuyo y que aun no sabe muy bien, si lo ha soñado o verdaderamente el hijo de Dios ha llegado.

Abu Akbar al senum
Belen 24 de diciembre.

Gracias Gavalia

lunes, 21 de diciembre de 2009

Feliz navidad



Siempre me han gustado las postales de Ferrandiz.
Me recuerdan a niñez
Me recuerdan a felicidad
Me recuerdan no saber de problemas
Me recuerdan a disponer de mucho tiempo para leer
Me recuerdan a vacaciones navideñas
Me recuerdan a versos de navidad
Me recuerdan a mucho ajetreo en casa
Me recuerdan a desempeñar el papel de despistada mientras mi madre guardaba los juguetes de Reyes

Feliz Navidad a todos. Sed felices

Sin título


Fotografía de Chema Madoz

La velocidad de la vida
se mide en la intensidad de los sentimientos,
y aunque el espacio partido por el tiempo sea relevante
no existe ley física para numerar
como poco a poco vamos dejando de ser lo que éramos
para convertirnos en energia canalizada.

Los pensamientos surgen
desde la mas remota sombra de la nada,
nos confunden haciéndonos creer
que cuanto más suframos ahora
más nos reiremos mañana.

Las ideas se adquieren
una vez transcurre el glacial de la madrugada,
cuando el viento sopla contra el árbol
y las hojas transformadas en conocimiento
se rien en tu cara,
ya que puestos a no saber, no sabemos nada.

El conocimiento se expresa
con tiralíneas de autosalvación,
dentro de una paciencia desmesurada que planta orquídeas
inalcanzables,
en el querer perdurar en el fondo del mar de las algas,
o en los bares cerrados con vainas
a las que yo domino ingorancia.

La verdad se contempla
desde un balcón más lejano,
evidente en su talle crece
hasta conseguir la abolición de la caducidad
de unos besos que se mueren
por ser dados en cualquier momento
siempre y cuando el fulgor de la mentira
no los convierta en inútiles.

La obsesión aparece
cuando el pensamiento es castrado,
cuando el aguacero de ideas truena,
cuando el vendaval nos arranca el sueño
y las sirenas cantan antiguos poemas
de dulce descontento inmaculado.

La traición es el engaño
disfrazado de buena vecindad,
es la rabia comprimida ante un ser
que atormenta desde abajo
por no ser visto.
Falsedad que derraman las aceras para hacer más lento nuestro paso
en un sin fín de veleidades.

La contención es el secreto
que lanza anhelos de ser sabido,
la saeta que alivia nuestra introspección
un sillón de mimbre en la cumbre del sentimiento,
la fuerza de hacer permanente
nuestro paso nacarado.

La tristeza es el abismo
cual caudal es pendenciero,
en el firmamento del vaiven,
hipnótica pronostica malos augurios
que una vez ya sucedieron.

domingo, 20 de diciembre de 2009

La velocidad de las cosas



Postal número 350

Estimado amigo: sabrás perdonarme, espero, el suave sacrilegio de esta postal que no es una postal. Esta postal es una foto y, al mismo tiempo, una refutación de tu idea de las fotos. La posibilidad de un nuevo comienzo para lo queda de tu vida y un digno final para lo que queda de la mía.
Esta foto no miente. Esta foto es verdadera y en realidad, las vidas, a diferencia de las muertes, no tienen un punto de partida claro y quizás las muertes tampoco lo tengan. Ricardito Pamoini Rothschild se refirió a ello en una de sus últimas audiciones. Rechacemos entonces el supuesto rigor de las partidas de nacimientos y la tiranía caprichosa de los cumpleaños. Adiós a todo aquello. En la foto, como verás, estamos todos. Tu padre, tu madre, un servidor y un cochecito de bebé. No recuerdo quién sacó la foto, pero sí recuerdo el día a la perfección. Hacía ya una semana que te había salvado de morir ahogado y tus padres insistían en llevarme a todos lados, en tenerme cerca quizá pensando en que yo los protegía con la eficiencia de uno de esos benefactores hechiceros de la corte. Recuerdo que tu madre reía por cualquier cosa, pero que era una risa verdadera y necesaria, y yo nunca me cansaba de oírla porque en su sonido residía la música, mentirosa o no, de un futuro mejor. Recuerdo que se oía esa canción cuyo nombre no podías recordar y que reencontraste en un cine y que sí “el cielo de verano…sus corderos blancos…”. Recuerdo que tu padre no dejaba de arrojar pelotas de golf con golpes precisos desde el acantilado que terminaba en un océano azul. Recuerdo que me sonrió con el alivio de quien se dispone a confesar algo
Inconfensable y, a modo de introducción, me preguntó si “¿Hay algo más poético y desesperadamente elegante que Jerjes, hijo de Darío, mandando azotar el mar que se había tragado sus barcos?”. Después, tu padre me contó la historia de la muerte de tu pequeño hermano y lloró en mis brazos y tu madre lloró también y los tres lloramos por la magnitud de nuestros crímenes y la pequeñez de nuestras existencias y, ahora, no puedo evitar el recuerdo de ciertos versos de cierto poeta (¿Valéry?¿”Le Cimetière Marin”?): “Le mer, la mer, toujours recomencé”. Y también, ya que estamos, me perdonarás este súbito arranque de manía referencial, el grito regocijado de Jenofante en la Anábasis, quien, luego de padecer la crueldad de las montañas, llega a las playas negras del mar Euxino y grita la felicidad de “el mar, el mar…Thalassa, Thalassa”.
Te cuento todo esto para que entiendas que siempre se llega a alguna parte por más oscura que nos parezca la travesía.
Te cuento todo esto con letra más pequeña de lo habitual pero en una “postal” más grande que de costumbre para proponerte, sin ánimo de resultar impertinente o inoportuno, la idea de que perdones a tus padres.
Perdonar es humano; los dioses nunca tuvieron ni tendrán necesidad alguna de pedir perdón pero también es cierto que un acto tan sencillo nos acerca a la idea de que lo divino es justo, perfecto y, de algún modo, fácil de alcanzar. Entonces, ¿por qué no hacerlo? Lo bueno de perdonar a los muertos es que no hace falta pedirles perdón porque, de algún extraño modo, los muertos saben que los hemos perdonado y siempre se las arreglan para hacérnoslo saber con una señal tan sutil como evidente. Me pasó a mí ayer mismo, Ricardito Pampini Rothchild me perdonó y…Nieva en Santorini y me pregunto si esto es señal de renovados finales, o de últimos principios. Por momentos tengo la certeza de que si alguien se molestara en convertirnos a todos nosotros en personajes de una ficción, nuestra historia estaría mucho más cercana a una comedia manquée que a la tragedia. No se si esto me hace feliz, no estoy seguro que sea lo más apropiado.
Hoy sentí que el mundo temblaba bajo mis pies como un perro viejo y cansado de ladrar sus protestas a tantas pulgas que subieron a bordo sin jamás pedir permiso o pagar pasaje. Pero ya no queda casi espacio, siento que tal vez todo esto suene demasiado parecido a los desvaríos de un anciano y cómo poner por escrito a un fantasma. Pronto será tiempo de ouzo y sol y frutillas grandes como puños y cerezas de sangre y Bach para piano suspendido en el aire de tardes tempranas y no sé por qué pienso todo el tiempo en M. P. arrastrando su sombra asmática hasta uno de las mejores mesas del Ritz para así poder dejar una propina del doscientos por ciento a cambio de que lo dejen mirar, mirar en paz, para después volver a su habitación tapizada con planchas de corcho y ponerlo todo por escrito y hasta la próxima postal enviada desde el país de los hoteles, amigo mío.


La velocidad de las cosas, de Rodrigo Fresán

sábado, 19 de diciembre de 2009

Frías flores de marzo



Cautelosamente la esposa regresa junto a su esposo. Él duerme aún . Ella se siente a la vez sosegada e invadida por un gran cansancio, como si acabara de levantar una roca.
De este modo espera la aurora. Y la aurora llega. El muchacho se agita, las ventanas de su nariz perciben el soplo de la mañana.
La muchacha siente deseos de decirle: duerme un poco más, ahora ya perteneces a otro tiempo. Pero no pude..
Él pronuncia las palabras habituales: Hasta mañana. No te preocupes, querida.
Desciende del lecho y vuelve la cabeza de un lado para otro:
¿Dónde está mi envoltura?
La esposa no le responde.
¿Dónde me lo has escondido? No me gastes bromas.
Inquieto, da vueltas en torno. Registra todos los rincones de la estancia. Levanta los cobertores.
No tengo tiempo. Devuélveme mi envoltura.
No puedo, responde ella.
Él continúa buscándola como un poseso. Ten piedad, murmura una y otra vez.
La muchacha intenta fingir que se enfada. (De modo que no quieres quedarte conmigo, tienes prisa por marchar)Pero en lugar de irritación, lo que siente es miedo.
Quédate, le dice con voz quebrada. Ten valor. Quédate en este lado.
No puedo. No tengo forma...No tengo derecho.
Su voz se debilita. Jadea hondamente entre cada palabra.
Te lo suplico, devuélveme mi envoltura.
No puedo. La he quemado.
Qué me has hecho, clama él. Pero su grito llega ya desde la distancia. Has acabado conmigo con tus propias manos.
Lo he hecho por ti. Por los dos.
Me has matado...
Éste es su último aliento.
Se desvanece delante mismo de sus ojos, como el vaho en un espejo. Luego desaparece por completo. Para siempre

Párrafo extraido de:
Frias flores de marzo, de Ismail Kadaré

viernes, 18 de diciembre de 2009

El Pentateuco de Isaac


Mi querido Itzik,
He conseguido encontrar estos documentos que vas a recibir por medio de la Cruz Roja, gracias a la ayuda generosa de un corresponsal extranjero. Sé lo mucho que va a doler todo lo que leerás, pero ya te he dicho que los frutos de las esperanzas vanas son más amargos que la verdad más triste. En estos momentos lo mismo pasa en todo el país, asolado por las oleadas de mala noticias sobre los seres queridos que no volverán jamás.
No me atrevo a aconsejarte sobre qué hacer, porque yo mismo no encuentro salida, como si me encontrara en el fondo de un pozo negro. Kolodetz ha sido destruido y quemado casi por completo, sólo las chimeneas de ladrillo han sobrevivido al fuego. ¡De nuestro querido miasteczko no ha quedado más que un bosque muerto de chimeneas!
No obstante, la gente empieza a regresar, también vuelven algunos de los nuestros; me siento orgulloso de ellos porque llevan en su pecho las medallas que les concedieron por sus hazañas. Lamentablemente, ninguno de nuestros familiares ha sobrevivido. Hemos de empezar todo desde el principio, piedra sobre piedra.
Porque ahora es shnat shmitá.


Levanté la mirada de la carta y me acordé de las lecciones de Talmud: el séptimo año, shnat shmitá, el año del sabbat, cuando en la Antigüedad dejaban la tierra sin arar para que pudiera descansar y las tumbas de los muertos se cubrieran de hierba en paz. Así era: shnat shmitá, a cada cual lo merecido en el Séptimo año y ¡vuelta a empezar!

Por eso me quedo aquí, Itzik, con mi gente. Tengo el deber de permanecer con ellos. Quiero ayudarles a entender que todo lo acaecido no era ineludible, que pudo haberse evitado. Puede que en la resignación callada con que muchos lo aceptaron se expresara la sabiduría milenaria de nuestros antepasados, pero ésta no contiene esperanzas para el futuro. No soy ningún profeta, ni zadik, sino un rabino cualquiera en un miasteczko común y corriente. Yo mismo estoy confundido y desgarrado por las dudas sobre las verdades divinas y humanas, pero quisiera ayudarle a la gente no sólo a entender el sentido de lo sucedido, sino a liberarse de la resignación y de sus sueños bíblicos como hicieron nuestros valientes macabeos del gueto de Varsovia, ¡que nunca se extinga su recuerdo! Nuestra gente tiene derecho a heredar todo el pasado del pueblo de Abraham, pero hemos de entrar despiertos en el futuro, con los ojos abiertos mirando hacia delante. Eso es lo que creo.
¿Por qué te escribo todo esto? Para que sepas por qué me quedo. Pero tú, mi querido, mi muy querido Itzik, marido de mi difunta hermana y padre de mis sobrinos muertos, tú eres frágil y tienes el alma como una llaga, n o quiero verla vencida, rota como un jarrón en el Séptimo año. Por eso te pido: no regreses todavía. Asiéntate en alguna parte, cerca de algún riachuelo, siembra un palmo de tierra donde crezca la hierba
Siempre tuyo:

SAMUEL BENDAVID

P.D. De Ester Katz no supe mucho. Recordarás que fue enviada a curarse, pero jamás regresará. No se sabe dónde está su tumba. Lo que pasó con ella es una inmensa injusticia. ¡Pero persisten las huellas que con su paso dejó por la arena de mi vida!
S.B.


Parece extraño, aunque es cierto: cuanto más fuerte es el golpe, el dolor es menor. Éste nos asalta más tarde, mucho más tarde…

El Pentateuco de Isaac, de Angel Wagenstein

jueves, 17 de diciembre de 2009

El libro de Rachel



...mantuve esa correspondencia con ella porque hacía que me sintiera sexualmente activo y solicitado, y porque me gusta exhibirme por carta. Leí lo siguiente:
Querido Charles:
Gracias por tu carta: ¡Al fín! ¡ Así te condenes por no haberme escrito antes! Estoy muy contenta de que te fueran tan bien los exámenes. Los míos no me salieron redondos...


Pasé por encima de los párrafos en los que me hablaba de lo guapo que soy. El párrafo final decía así:

Sigo confiando en poder ir muy pronto a Inglaterra. Mamá dice que quizá el año que viene. A menudo pienso en que cuando volvamos a vernos me dirás que ya no te gusto. Si voy el año que viene, tú estarás en la universidad y yo en la Escuela de Arte Dramático. Pero esto son cosas del País del Quizá. ¡Bueno! Ahora tengo que acostarme, ¡estoy agotadísima! Escríbime pronto.
Te quiere, Coco.


Esto requería atención inmediata. Saqué un bloc y empecé a escribir un esbozo de mi respuesta:

Cariño mío:
Gracias por tu esperadísima carta. Me ha intrigado especialmente tu referencia al "País de Quizá". ¿Podrías darme más datos acerca de ese curioso lugar? Por ejemplo, ¿cuál es su capital, su situación geográfica, su sistema de gobierno? ¿Cuáles son, digamos, sus características meteorológicas, sus fronteras territoriales, sus principales industrias? Además, te has vuelto a olvidar de decirme si en tu próxima visita me permitirás que me acueste...


Me levanté, desperezádome como una estrella de mar. Eran cerca de las nueve y media. Recogí mis papeles y me fuí al trote

El libro de Rachel, de Martin Amis

¿sucedió o no?



Creo que me ha sucedido, o ¿quizás lo he soñado?

Desde hace tiempo cada día hago el mismo recorrido. El también.

Yo llego. El lo hace unos minutos antes. Abro el bolso, busco la llave del portal y abro la puerta y al entrar nos cruzamos, él se dirige al parque cercano con su perro al lado.

Nos saludamos, nos miramos de reojo...pasan los días. Los saludos y miradas se reconocen y se hacen cómplices.

Me he acostumbrado verle a él y a su perro a diario. Su colonia me es familiar, así como su estilo de ropa y su forma de caminar.

Para ir a trabajar utilizo transporte público,alguna vez el autobús llega con algo de retraso y eso me pone de un humor pésimo pues sé que ese dia no le veré.El factor tiempo juega un papel importante en este juego de seducción.

Ayer fué uno de esos dias, le vi de lejos; estaba hablando por el móvil y de pronto me sentí celosa.

Cómo me gusta su traje, la corbata con el nudo un poco deschecho, el cabello descuidado, su rostro algo cansado...me acerco con disimulo y acaricio al perro(mientras lo hago pienso que también siento celos del perro) paso mi mano por su cabeza, pero no me detengo. De nuevo disimulando.Un saludo rápido. Una mirada rápida.

Llego a casa y dejo volar mi imaginación...quizas algún dia él me acaricie a mi, es posible que le apetezca invitarme a tomar un café. Puede que un dia roce sus labios por mi cuello...
¿Lo seduciré.No. Mejor dejarse seducir...
No. No creo que suceda ni una cosa ni otra, pero...qué digo estoy un poco loca o sigo soñando?

Pero yo le veo desde mi ventana mientras mantengo en una mano una taza y en la otra la cafetera, me sonrie y me saluda agitando sus brazos al aire...creo que voy a salir un rato a verle de cerca...
¿Cómo es posible?.¡Me está llamando!. Sí, escucho mi nombre.¿Cómo se ha enterado?...ahhh claro, ahora recuerdo...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Momentos



En el mismo instante que le conoció fue consciente que aquello no era posible
Solo era cuestión de tiempo. El tiempo, que es silencioso y cuando decide que es hora de fugarse lo hace de forma rápida y sin hacer ruido.Y aunque intentó atraparlo no fue capaz. Es algo parecido a jugar con la arena entre los dedos.
Supo que esa relación era un punto y seguido en sus vidas, algo que cuando llegara a su fin no costaría demasiado; apenas unas frases, unas cuantas palabras mal disimuladas, quizás un poco de consternación al principio y poco más.
La casualidad desempeñó un papel importante en ese primer encuentro.
Con la seguridad de que todo sería muy breve, apostó por esa brevedad.
Apostó por abrazos imaginarios, sabiendo que en poco tiempo esos abrazos perderían fuerza y que en apenas unos meses estaría fuera de su memoria, su presente ya no sería ella, no la nombraría y cada uno seguiría su camino.
Después del adiós, cuando fueron pasando los dias el vacío se hizo mucho más intenso, duro, latente, injusto, por momentos insufrible.
Y hubo momentos en los que quedaba quieta, completamente inerte, pensando
cómo puede afectarle tanto esta situación por la que atraviesa, por qué hace que se estremezca y se conmueva a pesar de haber transcurrido ya tantos dias.
Siente sobre ella como si una catarsis cayera sobre sus hombros.
Duda, recapacita y llega a la conclusión de que todo esto que le acontece, que tanta desazón produce en su estado de ánimo quizás no es el final de algo, a lo mejor todo se trata de un principio...y por fin decide aferrarse a esa ilusión...

martes, 15 de diciembre de 2009

Recuerdos de una época

Este Kush para ustedes, por iluminar mi vida,






Voy a contarles un recuerdo que tengo de ésta época.
(Ya parezco una abuelita )

Cuando yo era una niña, hace muuuchoooooo tiempo, diciembre siempre fue un mes muy especial para mi, comenzaba con el regalo de fin de curso que mis padres y mi abuela me daban por pasar de año con excelente, luego venía mi cumpleaños y como tuve la suerte de tener a muchos ángeles a mi alrededor que me mimaban en extremo, era un día espectacular, luego mi santo y más regalos los cuales finalizaban con Papá Noél y Los Reyes Magos.

Fue una niñez maravillosa como de cuentos de hadas, se convirtió en una adolescencia hermosa, con los contratiempos de toda joven que se cree la dueña del mundo y fascinada por ese nuevo movimiento punk que venía de USA y UK, pueden imaginarse, mi vida era una mezcla de Beatles (amores desde los 11 años), Ramones recién horneaditos, con llamados y encuentros con aquél ¡¡que se parecía a Paul McCartney o el otro que se parecía a Johnny Ramone!! Del estudio ni hablamos, desastre total, ni sabía dónde tenía los libros, porque mi dormitorio estaba lleno de revistas que me traían de Buenos Aires o de San Pablo, sobre el movimiento punk.

Por supuesto que hubieron discusiones, las notas se fueron en picada y mi madre me amenazó con ponerme en un colegio de monjas, creo que ésto fue sólo una amenaza, pero me asusté mal ...
Cuando todo estaba en estado burbujeante y por estallar, tuve la charla más bonita que se puedan imaginar, no salió de mi, sino de uno de mis ángeles, el que hace poco se fue .... él me hizo analizar todo desde un punto de vista tan humano que toda aquella rebeldía se fue desvaneciendo y entendí qué era lo que querían para mi, cuánto me querían y con qué absoluta humildad intentaban que razonara ... era una tarde de diciembre, el sol nos iluminaba, estábamos sentados bajo unos árboles ... en ese momento me di cuenta del amor puro que no pide nada a cambio ... lloré, pedí perdón y dije que haría las cosas bien.

Han pasado ya más de tres décadas de todo eso, pero en la actualidad todavía existe mi regalado diciembre, obviamente no tengo término de curso, por tanto ese regalo me falta, los otros están todos ... no como quisiera ... pero eso ya es otra historia.
Megan

Gracias Megan, tú si que iluminas la vida a todos los que tenemos la suerte de conocerte, muchas gracias por ser así.Gracías por estar siempre ahí. Y sobre todo gracias por aguantarme a mí porque siempre me das mucho más de lo que yo te doy a ti. Un abrazo querida amiga y feliz navidad

lunes, 14 de diciembre de 2009

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Existen un tipo canciones que cuando las escucho se incrustan en mi piel,formando una fina película que apenas percibo. Pero sé que están ahí junto a mí y siempre me acompañan.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Tren nocturno a Lisboa



...Y entonces escuchó oraciones que tuvieron en él un efecto adormecedor, pues sonaban como si estuvieran escritas sólo para él, y no sólo para él, sino para él precisamente en esa tarde que lo había cambiado todo:

De las miles de experiencias que tenemos, sólo conseguimos expresar con el lenguaje , a lo sumo, una, y aun así, ésa, la expresamos de un modo fortuito y sin el cuidado que merecería. Entre todas las experiencias mudas, permanecen ocultas aquellas que, sin darnos cuenta, han otorgado a nuestra vida su forma, su tonalidad y su melodía. Cuando, más tarde, prestamos atención a esos tesoros como si fuéramos arqueólogos el alma, descubrimos lo confusos que son. El objeto de nuestra observación se niega a permanecer quieto, las palabras pasan de largo frente a lo vivido, y al final sólo quedan meras contradicciones sobre el papel. Durante mucho tiempo creí que eso era una carencia, algo que había que superar. Hoy pienso que todo se comporta de otro modo: que el reconocimiento de esa confusión es el camino ideal para llegar a comprender esas experiencias tan familiares y a la vez tan enigmáticas. Esto suena a extraño, en realidad suena extravagante, ya lo sé. Pero desde que veo así las cosas, tengo la sensación de estar por primera vez despierto y vivo como es debido.
Tren nocturno a Lisboa, de Pascal Mercier

jueves, 10 de diciembre de 2009

Regalos

Dos regalos para Madison en momentos bajos.

Ile Saint-Louis /París (Santiago Rusiñol, 1890)



Decisiones



Existen conversaciones tan agradables, tiernas y mullidas, que facilmente se convierten en caricias.
Existen otro tipo de conversaciones, que por el tono, acento, palabras, adejetivos, son como clavos ardiendo.
Conversaciones que nos aman. Conversaciones que nos dañan y lastiman.Conversaciones no aptas para nuestra salud.
Pero también exsiten palabras tan agradables que cuando van dirigidas a nosotros sientes que te abrazan y te miman.
Y palabras duras e injustas que al escucharlas lo primero que piensas es en escapar de la red que te ha hecho presa.

Me gusta hablar, hablo conmigo misma, pero me dirigo al otro, y mientras lo hago me desnudo ante miedos, oscuridades, barreras...en definitiva de todo lo negativo que observo a mi alrrededor.
Y esa desnudez, ante cualquier tipo de miedo me hace sentir libre, ligera, y mientras fluyen las palabras siento que me elevo y llego muy arriba.

Pero, en estos momentos me siento triste y agotada. Eso me hace pensar que quizá es hora de hacer balance.Tampoco es extraño, ya que estamos a finales de año, época propicia para aclarar ideas. Comprobar cómo está el activo y el pasivo. Ver cual de los dos gana. Por cual de ellos se inclina la balanza. Y si esa empresa que es mi vida dispone de suficiente liquidez.

La vida es así, hay de todo. Frustaciones, miedos, errores, decepciones, aprendizajes. Hay de todo.Somos poseedores y dueños de un poco de ese todo, incluido nuestro poder de decisión. La vida nos ofrece tantas oportunidades!!! y somos nosotros los únicos responsables de dosificar y administrar.
Somos los únicos con el poder de decisión, esto significa que cuando nos equivocamos es nuestra responsabilidad.

Es bueno hacer un alto en el camino, disponer de tiempo para poner orden.
Dejar por el camino apegos innecesarios y absurdos que no nos llevan a ninguna parte. Vaciar la mochila (yo prefiero maleta), empezar a caminar ligera y optar caminos nuevos.

martes, 8 de diciembre de 2009

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Roberto Juarroz


El amor empieza...

El amor empieza cuando se rompen
los dedos
y se dan vuelta las solapas del traje,
cuando ya no hace falta pero tampoco
sobra
la vejez de mirarse,
cuando la torre de los recuerdos, baja o
alta,
se agacha hasta la sangre.
El amor empieza cuando Dios termina
Y cuando el hombre cae,
mientras las cosas, demasiado eternas,
comienzan a gastarse,
y los signos, las bocas y los signos,
se muerden mutuamente en cualquier
parte.
El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un
muerto disfrazado
sobre la soledad irremediable.
Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo
tercamente escondida
detrás de los finales.



Estoy contigo

Estoy contigo.
Pero por encima de tu hombro
me dice adiós tu mano que se aleja.
Entonces yo contengo mi mano
para que no nos traicione ella también.
E insisto:
estoy contigo.
Los innegables títulos del adiós
abandonan entonces provisoriamente sus derechos.
Y nuestras manos se aquietan
en las equidistancias de estar juntos.

lunes, 7 de diciembre de 2009


Frans Hals y Pieter Codde
La compañía del capitán Reijnier Reael y el teniente Cornelis Michielsz Blaeuw. 1633-37
Óleo sobre lienzo, 209 x 429 cm.
Ámsterdam, Rijksmuseum, préstamo de la Ciudad de Ámsterdam

Estará hasta el 28 de febrero del 2010 en el museo del Prado, no me perdonaría pasar de largo ante esta oportunidad.
Sueño que llegue el momento de ir a visitar y disfrutar de estas y otras pinturas.

Ese grito



Edward Munch escuchó que el cielo gritaba.

Ya había pasado el crepúsculo pero el sol persistía, en lenguas de fuego que subían desde el horizonte, cuando el cielo gritó.

Munch pintó ese grito.

Ahora, quien ve su cuadro se tapa los oídos.

El nuevo siglo nacía gritando.


"Espejos" (Eduardo Galeano)

La carta

Alguien llora la carta
que va a escribir. Afuera
se desmembrana el día en sus agüeros.
Una luz que viene de
millones de ojos que se juntan
y el vapor de la furia inmaculado
cambian las fechas de la muerte.
El fuego interior cuece
viejas iras para
que alguien les ponga nombre.
La carta, de Juan gelma
te escribo en una hojita de papel
caída del cuaderno del hijo
con una baca un burro
sumas restas
esta carta que no enviaré jamás
tiene delicias y tristezas
y cuando la leías
te ponías muy dulce
porque yo no escribía nada
pero cantaban los pájaros
azules de la izquierda
volaban a tu sombra y callaban
con los ojos abiertos
como memorias en la noche

sábado, 5 de diciembre de 2009

Una historia de amor y oscuridad



Cada verano venía él solo a hacer una visita, a comprobar cómo estaba yo realmente y si la vida del kibbutz me gustaba, y, de paso, a supervisar también el estado del piso y a ver cómo estaba su biblioteca. En una carta detallada, a comienzos del verano de 1956, unos años después de separarnos, mi padre me comunicaba que:

...el miercoles de la semana que viene, si no te molesta, tengo pensado ir a visitarte a Hulda. Me he cerciorado de que hay un autobús que sale todos los días a las doce de la mañana de la estación central de Tel Aviv y llega a Hulda sobre la una y veinte. Estas son mis preguntas:
1.-Por favor, ¿puedes venir a buscarme a la estación de autobuses? (pero si te resulta difícil, si estás ocupado o lo que sea, puedo preguntar dónde estás y llegar por mi cuenta).
1.- ¿Es mejor que coma algo en Tel Aviv antes de subir al autobús, o podemos comer juntos cuando llegue al kibbutz? Sólo con la condición, por supuesto, de que no eso no te cause ningún transtorno.
3.- He comprobado que por la tarde hay un único atobús que sale de vuelta a Rehovot, desde donde puedo llegar en otro autobús a Tel Aviv y colver en un tercer autobús a Jerusalén. Pero en tal caso sólo contaremos con dos horas y media. ¿Será suficiente?.
4.- Si no, ¡podría quedarme a pasar la noche y ponerme en camino al día siguiente en el autobús que sale de Hulda a las siete de la mañana?En ese caso, con tres condiciones, a) que no te resulte defícil encontrarme un sitio para dormir (una cama sencilla. Y hasta un colchón me bastaría), b) que en el kibbuz no lo vean mal, y c)que tú te sientas cómodo con una visita tan relativamente larga. Por favor házmelo saber cuanto antes.
5.- Qué tengo que llevar además de mis objetos personales? ( ¿toalla? ¿Ropa de cama? ¡Nunca me he hospedado aún en un kibbuz!) . Por supuesto, las noticias (nada relevantes) te las contaré cuando nos veamos. Y también mis proyectos, si quieres oírlos. Y tú, si quieres, me podras contar algunos de los tuyos. Espero que te encuentres bien de salud y que tu estado de ánimo también sea bueno. (¡Entre esas dos cosas hay una evidente relación!) En cuanto al resto, muy pronto, de viva voz.
Con cariño, tuyo, papá

Una historia de amor y oscuridad, de Amos Oz

viernes, 4 de diciembre de 2009

Corazón cerrado



Niña sé que mis palabras llegan con retraso, pero antes no pude.
Veras, tienes el corazón vacío. No es tu culpa.
Para poder dar antes tienes que tener. Dos verbos curiosos: dar y tener.
Si lo unimos al “amar”, el trío algunas veces resulta caótico, pero las más es tan necesario como el oxigeno. No podemos vivir sin amor.
Tengo conciencia que te han amado, pero intuyo que no todo lo que necesitabas y esa es la razón de tu torpeza cuando intentas amar. No sabes, porque nadie te enseño el amor, ese amor que no pide nada y que todo lo da.
Dar parte de ti es difícil, lo sé. Pero es muy gratificante, casi siempre recibes mucho más.
Tal vez ya es tarde, para poder enseñarte, es algo que se aprende de niña; de niños nos llenan el saco de besos y abrazos. A ti, te lo dejaron a medio llenar.
Una carencia muy dura de asumir.
Lo llevas con gracia y salero, sólo los cercanos a ti lo sospechan. Creo que es tarde y lo digo apesadumbrada. No sabes dar y tampoco recibir. Y aunque haces intentos loables y te esfuerzas, nunca te sale bien.
Deseo con todo mi corazón que aparezca alguien en tu vida, que sepa colmarte ese corazón, que el eco es el único dueño.
Gracias noseque

jueves, 3 de diciembre de 2009

Elvis Costello

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Me propongo demostrarte que cada segundo que paso junto a ti lo vivo como si fuera el último.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ada o el ardor



Sólo te amo a ti, sólo soy dichosa pensando en ti. Eso es tan cierto, tan real, como mi conciencia de existir. Eres mi alegría y mi mundo.
Sin embargo… ¡oh, no te acuso…! sin embargo, Van, tú eres responsable (o, lo que es lo mismo, el Destino es responsable a través de ti) de haber hecho brotar en mí, cuando no era más que una niña, una fuente de frenesí, un furor de la carne, una irritación insaciable…
El fuego que tú encendiste ha dejado su huella en el punto más vulnerable, perverso y sensible de mi cuerpo.
Ahora tengo que pagar el exceso de vigor prematuro con que irritaste la herida roja, como la madera chamuscada tiene que pagar su paso por el fuego.
Al encontrarme privada de tus caricias pierdo todo el dominio sobre mis nervios, no existe otra cosa que el éxtasis del frotamiento, el efecto persistente de tu aguijón, de su delicioso veneno.
No te acuso: te digo la razón de que el deseo me consuma, y de que no pueda resistir al impacto de otra carne, la razón de que nuestro pasado común engendre olas de traiciones sin término…
Ada o el ardor, de Nabokov

Ave Maria

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Hay ocasiones en que se disfruta llorando

martes, 1 de diciembre de 2009

Las aventuras de Tom Swyer


Luego Tom se puso a garabatear algo en la pizarra, ocultándole a la chica las palabras. Pero ella ya no sentía timidez. Le rogó que se lo mostrara. Tom dijo:
- Bah, no es nada.
- Sí que lo es.
- No, no lo es. No te importa.
- Sí que me importa, claro que sí. Por favor, déjame.
- Lo contarás.
- No, no lo contaré..., te juro, te juro que no lo contaré.
- ¿No se lo contarás a nadie? ¿Nunca jamás mientras vivas?
- no, jamás se lo contaré a nadie. Ahora, déjame ver.
- Bah, no te importa.
- Pues sólo por eso quiero verlo.
Y puso su manita sobre la mano de Tom y se produjo un pequeño forcejeo durante el cual Tom aparentó resistirse en serio, aunque fue dejando resbalar la mano poco a poco hasta que se hicieron visibles estas palabras: Te quiero.
Las aventuras de Tom Sawyer. Mark Twain.

Gracias Greto