miércoles, 27 de mayo de 2009

Escrito por Supermicio

Fermosa Madison:
Tu carta de ayer no ha caído en saco roto. Esta mañana me ha dado por imitarte, por fijar la atención en algo bello y dejar que el pensamiento fluya. No imaginas lo relajado que he llegado al trabajo. Repetiré.No he mirado jardín alguno, sino el cielo. Blanco por donde el sol acababa de salir, casi cegador; azul en el lado opuesto. Lo primero que me ha venido a la cabeza quizá sea una tontería; o quizá no: al mirar al cielo nunca veo nada, y siempre veo todo. ¿Todo? Todo no. Una parte del todo. El futuro, he pensado al principio. El futuro no, la esperanza, he pensado después. Y luego, acto seguido, me he hecho un lío reflexionando acerca de si pueden disociarse ambos términos. No lo creo.Y entonces he vuelto a esas palabras: futuro y esperanza. Y he pensado en mi futuro, que siempre aparece con la máscara de mis esperanzas. Pero no he pensado en si me va a suceder tal o cual cosa, o en si conseguiré esto o lo otro. Lo único concreto que he pensado es que un día seré un fiambre más. Pero no me ha preocupado, porque lo que de inmediato ha ocupado mis entendederas ha sido mi actitud hacia el porvenir.Es curioso: nos suele preocupar más lo que vendrá o dejará de venir que nuestra actitud ante la expectativa.El trayecto hasta el trabajo es corto, apenas un cuarto de hora. Poco tiempo para cavilar sobre algo tan sesudo. Ínfimo, para pensar ordenadamente.Y, sin embargo, algunas ideas he sacado, aunque confusas.La primera: no me da miedo el futuro. Quizá sea un pedazo de inconsciente, porque sé que más tarde o más temprano me alcanzarán los problemas, el dolor, la enfermedad... Pero no, no me da miedo. Quizá porque hasta ahora he conseguido cuanto de importante me he propuesto, tanto superar problemas como alcanzar objetivos; lo que dependía exclusivamente de mí, porque he puesto los medios; y el resto, lo que involucraba una parte importante de azar, porque siempre he tenido la precaución de espolvorear a mi alrededor las piezas que el azar necesita unir para que algo bueno suceda. Y todo sin que haya precisado jamás adormecer la conciencia. Suena jactancioso, pero si dijera otra cosa tendría la desagradable sensación de estar mintiendo.La segunda, contradictoria: he alcanzado las metas que me he propuesto, pero nada de lo conseguido es exactamente como pensé. Nada. Todo es diferente. Parecido, pero diferente. Y sin embargo no me importa; de hecho, nunca hasta hoy había sido tan consciente de esa diferencia. Diferencia brutal cuando adviertes que lograr un objetivo no es tan importante como pensabas, que no te hace mejor ni peor; sólo te da confianza. La confianza necesaria, por ejemplo, para no temer al futuro. Eso es importante, la confianza en uno mismo. Porque si todo es diferente a lo que preví, entonces no he conseguido nada, y, sin embargo, nadie, ni yo mismo, podría decir que he dejado de conseguirlo.La tercera, vinculada a la anterior: nada es como parece. Nos equivocamos siempre. Nunca llegamos a percibir las cosas como son. Lo mismo pasa con los obstáculos: todos semejan ser más altos o más bajos, más anchos o estrechos de lo que realmente son.Por eso he conseguido todo no habiendo conseguido nada: porque lo que perseguí, por irreal, nunca será algo distinto de una referencia, de una guía, pero nunca podrá ser un destino. Y si nada es como parece y seguimos una guía, ¿qué podemos lograr? Algo que se parece a lo que nos pareció que era bueno. Y con tanto parecer, con tanta indefinición y tanta inevitable ambigüedad, las cosas de distorsionan respecto a la idea inicial sin que nos demos cuenta, pasito a pasito; y a veces adviertes, al final del camino, que estás satisfechísimo... donde menos esperabas.Al menos eso es lo que sucede a quienes tienen –me atrevo a decir “tenemos”- capacidad de adaptación. Quienes, en cambio, creen que las cosas –buenas o malas- deben ser como parecen, no pueden mirar al futuro sin inquietud, y la vida, para ellos, debe de ser un infierno. Pobrecillos

martes, 26 de mayo de 2009

Expresar ternura


Hay días en los que encontrar, sentir y ver la belleza es muy fácil. Hoy por ejemplo es uno de esos días.
Como siempre he madrugado y como siempre lo primero que hecho es abrir la ventana de mi habitación y mirar lo que me rodea desde ahí.
Veo lo mismo que otros días pero de distinto color. El sol de mañana me empuja a salir fuera, es como si me llamara para envolverme en los primeros rayos de sol.
La belleza de las flores del jardin es mucho más acentuada y los colores más vivos y espectaculares.
Giro la vista hacia la izquierda, sobre mi escritorio hay un calendario. Miro la fecha, estamos en primavera. Y me pregunto cuantas primaveras he vivido y de que forma han trancurrido.
Entonces me respondo a mi misma ¿ qué más da cuantas hayan sido si en la mayoría de ellas he tenido a alguien cerca de mi, alguien con quien me he mirado, y esas miradas han sido a rebosar de calidez y ternura?Este último pensamiento ha hecho que recapacite sobre que es la ternura, en cómo definirla.
Qué es la ternura. Qué nos mueve y nos acerca a ella. Yo creo que la ternura es una manera de manifestar el amor que se siente hacia alguien. Ese alguien que nos trata bien, cariñosamente, que nos acepta tal y como somos a pesar de nuestras carencias y que nunca nos juzga.
Si a lo largo de nuestra vida tenemos la suerte de cruzarnos con alguien así, no debemos darle esquinazo ni disimular lo que sentimos, aunque hoy día no esté bien visto eso expresarnos tal y como nos dicte el corazón.
Porque manifestar nuestro amor, nuestro cariño, sin ningún pudor, sencillamente tal y como lo sentimos es beneficioso para el alma y para la salud. Es un bálsamo en estos tiempos que corren. Todos podemos hacerlo, todos poseemos ese don. Venga, hagamoslo. Atrévete. Empieza ya, en este momento. Al finalizar de leer esta carta, que por supuesto va dirigida a ti
Desde aquí te beso, te abrazo y te acaricio

domingo, 24 de mayo de 2009

Poema para noche de domingo

Sentado en la cubierta en la noche de domingo, con los ojos cerrados, dejándome abrazar por la música del piano que tenuamente brota del equipo de música, pienso en mi desconocida, que tal vez en este instante está mirando al mar. Y con mi mente en ella rememoro los versos del gran Ángel González:


Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.


No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.


Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.


Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.



Me he quedado sin pulso (Ángel González)

jueves, 21 de mayo de 2009

Trazados


Ultimamente mantengo una especie de lucha con mi Yo. El verdadero. A ese Yo le asaltan demasiadas preguntas. Ese Yo que en más de una ocasión intento camuflar para que nadie sepa quién y cómo soy de verdad.
Me pregunto porqué lo hago, pero no obtengo una respuesta clara que me satisfaga. Y me digo, que quizá sea hora de mostrame tal cual .
Soy consciente de que la vida es puro teatro, una gran representación y nosotros somos el elenco de actores, y a cada uno de nosotros nos indican el papel a desempeñar.
No importa si nos gusta o no. Ese papel viene adjudicado junto a la partida de nacimiento.
A partir de ese momento es responsabilidad nuestra hacer una gran interpretación de la vida, claro que en muchas ocasiones entran ganas de coger el primer tren y rectificar caminos iniciados al darnos cuenta de que ha sido un error ir en esa dirección.
Hoy, a estas alturas de mi vida no quiero borrar ni eliminar nigún trayecto realizado en tiempos remotos. Eso no quiere decir que sepa o tenga la certeza de adonde quiero dirigirme, mis dudas continuan en cuanto que dirección debo tomar, qué camino es el indicado, el correcto, el que no daña cuando llegas a la meta.
Pero lo acepto. Me acepto. Son mis dudas, mis inquietudas y al fin y al cabo que más da el lugar que lleguemos, lo importante es el trazado que hagamos, y los sueños que dejamos por ese trazado de nuestra vida.
Lo importante es la autenticidad. Sentirme auténtica siempre, es lo que más anhelo.

martes, 19 de mayo de 2009

Paz

El día no había comenzado bien; se había despertado cansado, y no era precisamente un cansancio físico sino una sensación de hastío, de todo y de nada, realmente no sabría expresar lo que sentía, apatía, desidia, tristeza, soledad... Sea como fuera, era un mal día; ni siquiera el desayuno habitual, que siempre le proporcionaba un placer especial, el zumo de naranja recién exprimido, las rebanadas de pan tostadas con aceite de oliva y su pizca de sal, el café con leche, siempre demasiado fuerte, había logrado arreglarle el ánimo.

Ante esta situación tomó la decisión de no ir a trabajar; salió de casa y en vez de sacar el coche del garaje, comenzó a caminar, Trás cerca de casi una hora andando, llegó a un delicioso paseo arbolado, lo fue recorriendo pausadamente hasta llegar a un gran parque en el que entró. Fue como cambiar de mundo; allí no se oía ningún ruido de la ciudad, estaba casi vacío y tan sólo se percibía el susurro de las hojas de los árboles movidas por el viento y el suave canto de algunos pájaros.



Se sentó en un banco de piedra en una glorieta con una fuente central, lo que añadió el gorgoteo del agua cayendo sobre la pileta central. Cerról os ojos e intentó no pensar en nada. Al principio no lo logró, un sinfín de imágenes, hechos y recuerdos acudieron en tropel a su mente. Reflexionó sobre todos ellos, realmente no existía ningún motivo concreto para estar preocupado, su situación era relativamente buena en todos los aspectos, profesionales, laborales, económicos, hasta incluso familiares y de relaciones sociales. Pero algo le inquietaba, tal vez sentirse fuera de lugar, no ser comprendido, aunque esto tampoco le preocupaba. Poco a poco fue tomando conciencia de que el problema era precisamente esa situación, el haberse quedado en un estado de aparente plenitud, en ver que todo o que le rodeaba era en definitiva vano y superfluo para él.

Y ahora, en su madurez, se dió cuenta de que, a pesar de todos, no necesitaba ya nada más. Qué le importaba aparentar y presumir de su situación, el acdir a reuniones de todo tipo que no significaban nada. Únicamente quería vivir, sentir las cosas pequeñas en las que reside la tranquilidad, el disfrutar de los paseos, del sol que en esos momentos le besaba la cara, de los sueños que siempre acarició.


Al poco tiempo lo consiguió, no pensaba en nada, simplemente vivía.

lunes, 18 de mayo de 2009

En memoria de Mario Benedetti

























Hoy la tristeza me supera. Mis ojos no cesan de estar constantemente humedecidos por las lagrimas.
Ha muerto Benedetti, me encantaría saber escribir y así expresar de alguna forma legible cómo me siento.
Pero no se hacerlo, he leido por ahí cosas maravillosas en blogs maravillosos. Yo solo se decir que a todos los que amamos la poesía hemos quedado algo huérfanos.
El me ha acompañado o yo lo he seguido, desde mi adolescencia hasta ahora.
Con personas como él, el mundo se ve menos cruel.
Descanse en paz.

Este es el primer poema que leí l.


AMOR, DE TARDE
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresay
decirme «¿Qué tal?» y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Paralelismo

Escrito por Katia

A una Katia de un Universo paralelo:
Querida-odiada Katia. Dicen los científicos que tú eres yo misma, pero con otras decisiones y otra vida. No sé porqué pero te imagino feliz. Te veo con un estatus social muy asentado, casada y con dos niñas buenas e inteligentes de las que presumir. Te imagino llena por dentro y envidiada por todos. Soy capaz de llegar con mi mente a ese remoto y extraño Universo paralelo en el que tú estás. Quiero pensar que estudiaste menos que yo, y viviste más. Me agrada la idea de verte triunfar joven, y te prometo que no me da envidia ninguna. Siempre he admirado a los triunfadores, especialmente a los que triunfan socialmente. Incluso puedo ubicarte con mi imaginación en una casa muy grande, tal vez con piscina y con vistas al mar. Llevando una vida hedonista, sin contratiempos y mimada por todos. Nunca te rompieron el corazón, te casaste joven con tu primer novio. Todo te salió bien a la primera. Me seduce soñarte sin el más mínimo asomo y sin la más leve sombra de nubes de adversidad sobre ti. Odiada-querida Katia, puedes ser una entre muchas Katias cuánticas, pero yo sólo me dirijo a ti, a la que más ha acertado en cada una de sus pequeñas decisiones, o simplemente a aquélla a la que el azar (¿acaso no es cierto que Dios está jugando a los dados? Perdóname, Señor) más ha sonreído. Sé feliz por las demás que nos quedamos más atrás.Te veo en mis sueños.

Esos días


Hay días que lo intentas, pero te quedas en eso, en el intento, y por más que te esfuerces no lo consigues.
Hay días que los bolsillos pesan demasiado
Hay días que cuando caminas por la arena los pies se hunde más de lo habitual
Hay días que lo genial sería saber hacer una puesta a punto de tu interior para así poder continuar con lo que te espera.
Hay días que para conseguir el coraje de vivir necesitamos un abrazo.

martes, 12 de mayo de 2009

Idea Vilariño



Me llegaron noticias desde Montevideo de que hace dos semanas murió Idea Villariño. Aún recuerdo sus versos, cantados al oído en noches calurosas por una vieja amiga que me la descubrió; me contaba la historia de esta poeta de armas tomar, profesora de literatura, animadora de la revolución cubana, amante de Juan Carlos Onetti.

En su honor esta noche quiero dejar un poema suyo, espero que os agrade.

Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.
Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.
Mediodía (Idea Vilariño)

Dejando huella





























Día tras día nos acoplamos a lo que vemos a simple vista, nuestra imaginación se
acomoda sin ver más allá.
No nos damos cuenta la suerte que tenemos de poder elegir si nos quedamos y deshacemos el equipaje o bien continuar el trayecto.
Nuestra vida es solo nuestra. Nosotros elegimos el color o los colores. Fuera la apatía. El riesgo nos aporta sabiduría.
Propongo formar un club para sabios ¿te apuntas?

lunes, 11 de mayo de 2009

Mama.-Joyce Carol Oates

Querida Gwen:
Lamento escribir así, pero no hay otra forma. No pude decírtelo la otra noche, no parecías oírme.
Estoy asombrado y triste por lo que me revelaste. En aquel momento no dije nada, no sabía cómo hablar.
Por culpa de tu madre no tienes fe en Dios. Hablé con el padre Gorran en nuestra iglesia. Le disgustó oír esto. (¡No le dije el nombre de la amiga que había pronunciado estas palabras, desde luego!)
Cuántos hijos han perdido a su madre, y a su padre, en el transcurso de la Historia. Cuántos seres humanos han sido azotados por semejantes tormentas. Tu madre, me contaste, murió en su propia cama y en paz después de dieciocho meses de enfermedad, pero piensa en sufrimientos peores, y en una niña que pierde sus padres a una edad más temprana de lo que tú eras. El padre Gorran dice que la desesperación es l más mortal de los pecados contra Dios porque es un pecado contra la creación y es el pecado que se puede perdonar.

Tener fe en el amor humano no es suficiente. La raza humana está perdida. Sólo a través de nuestro Salvador Jesucristo será SALVADA la raza humana.

No estoy diciendo estas cosas porque sea el momento de marcharme de Mt. Ephraim. En realidad estoy dolido porque pienses eso de mí. Me cuesta perdonarte, Gwen.
Volverte contra mí incluso cuando me dices que me quieres. Nunca dejarás de quererme, sin embargo dudas de mi sinceridad en esto

No sólo es tu falta de fe sino otras diferencias entre nosotros. Estaba confundido y equivocado en nuestra amistad. He confesado mi parte. Fui responsable pues era mayor que tú, y estaba muy enamorado de ti, la verdad es que no pensaba con claridad. Este asunto de la pureza y el celibato es más duro para los hombres. Doy gracias porque nadie de mi familia lo sabrá. Mi confesor me ha puesto penitencia por mis errores y pecados y agradezco que este error en mi vida quede tras de mí. Espero que a ti te ocurra lo mismo.

Te ruego que no vuelvas a escribirme, Gwen. Te devuelvo tus cartas y tarjetas. Por favor, no me llames. Juro que siempre te querré, como a una hermana. Rezaré por tu alma. Pero no te veré, y te pido que lo cumplas. No es sino cierto, ingresaré en el seminario después de la universidad. Mi madre hace tiempo que ha entendido que tengo vocación y que dedicaré mi vida a servir a Dios.

Ruego por que mi vida a partir de ahora sea buena, ¡sin más secretos!

Te devuelvo tus cartas. No las quiero destruir porque en ese caso tú no podrías conocer su destino; pero ahora quedan en tu poder para que las destruyas como verdaderamente espero que lo hagas.

Te prometo que destruiré mis cartas, cuando me las devuelvas.

Espero que Dios te bendiga como me ha bendecido a mí y me ha ayudado en todo este tiempo de tentación y duda.
Tu amigo,
Brendan Dorsey

viernes, 8 de mayo de 2009

Olores y Sonrisas





Creo que aunque a lo largo de nuestra vida pasemos por experiencias similares, incluso idénticas a otras que hayamos vivido anterirmente, siempre existen algunas que son como la primera vez. Unicas. Por es vale la pena estar preparada y abierta a nuevas sensaciones.
Me gusta el mes de Mayo, si pienso en cosas importantes que han sucedido a mi vida la mayoría de ellas han ocurrido durante ese mes.
Ayer hizo un día bastante caluroso, salí a pasear, me dirigí a unos de mis sitios preferidos; está muy cerca de mi casa. Pero cuando necesito pensar siempre me dirigo allí.
Estaba anocheciendo cuando salí del trabajo. Llegué a casa y me cambié de ropa y calzado. Mi perro cuando ve todo ese ritual empieza a mover la cola como loco pués sabe que hay paseo a la vista. Es muy listo mi perro (como todos supongo). Salimos tranquilamente y cuando llegué al bosquecillo que he mencionado un poco más arriba se apoderó de mi un aroma que hizo que me detuviera durante unos segundos. Es fantástico esto de los olores, son poderosos, los notas cierras los ojos y te llevan donde tu quieras. En este caso no me transportó al lugar sino que lo hizo en el tiempo. Hace mas o menos un año por estas mismas fechas sentí por primera vez ese poderoso y embriagador olor, supongo que ya lo había percibido muchas veces, pero en aquellos momentos fué distinto. Especial.
Ayer volví a detenerme. Cerré los ojos y te vi. No me costó demasiado, ahí estaba yo frente al árbol, ahí estabas tú en silencio mirándome. Cerré los ojos y de nuevo te escuché
Y recordé lo que me contabas sobre animales. Recordé lo que me explicaste sobre plantas.Recordé lo que me explicaste sobre la belleza.
Abrí de nuevo los ojos y retorné a la realidad del momento, pero continué pensando que tampoco hace falta muchas palabras, que vale la pena conseguir la mágia de las miradas porque con ellas nos lo podemos contar todo

Y doy gracias por sentir de nuevo cosquillas en el estómago. No vale la pena entrar entrar en detalles. Sí vale la pena seguir mirando hacia delante

jueves, 7 de mayo de 2009

En el Metro

Como todas las mañanas llegó al metro deprisa, casi corriendo, entró en el vagón y consiguió asiento al lado de una de las puertas. Abrió el libro y se puso a leer, ansiosamente, anoche se había quedado al final de un capítulo tremendamente interesante. Cuando estaba más ensimismado en la historia percibió algo, tuvo la sensación de estar siendo observado, así que levantó la mirada y se encontro, justo en el asiento enfrente del suyo a una mujer que le contemplaba fijamente.

Al verse sorprendida bajo su cabeza y se sumergió en las páginas de un pequeño volumen que sostenía entre sus manos. El hombre por el contrario, movido por la curiosidad cerro el suyo y empezó a observarla. Era una mujer ya en la cuarentena, morena, con el pelo levemente rizado y no podría considerarse una belleza aunque tenía un cierto encanto, una mujer normal, pensó él. Intentó ver qué estaba leyendo, era una costmbre que no podia evitar nunca, y vió que era poesía, parecía una edición de Visor; ella se dio cuenta de sus esfuerzos por ver el título y, casi imperceptiblemente, le mostró la portada, Vuelo ciego, pudo leer comodamente. Ella le miró de nuevo y a él le pareció que sonreía.

A partir de ese instante, y mientras las estaciones se sucedían una detrás de otra, ambos suspendieron la lectura y se buscaron los ojos ya sin rodeos; en los primeros momentos pestañeaban y apartaban la mirada unos segundos, pero acabaron fijamente clavada sin apartarlos. A él le parecía que conocía todo sbre la mujer, como vivía, en qué se ocupaba, lo que sentía, y al mismo tiempo, notaba qe a ella le ocurría igual, sabía de su trabajo, de sus problemas, de sus sueños, de sus fantasías más ocultas.

Y así, notándose cada vez más unidos, el trayecto continuaba. Se sentían los dos sólos, sin nadie a su alrededor, sin oir nada, casi sin ver. De repente, el hombre observó como ella se levantaba precipitadamente, se acercó a él y cando quiso levantarse también, ella le puso la mano en el hombro, nego con la cabeza y, acercando su boca a la suya, depositó un suave y apenas perceptible beso en sus labios, se irguió y en el instante en el que se detenía el convoy, sonrió y le dijo: "que tengas un buen día". Y el hombre permaneció sentado y desconcertado.

martes, 5 de mayo de 2009

Qué ves


Fíjate bien y dime...¿qué ves? No dudes, es muy fácil. Yo veo un reencuentro y a consecuencia de ese reencuentro un abrazo de dos cuerpos que se funden uno con el otro. Es un abrazo cálido, unas miradas que brillan casi tanto como esas estrellas que cada noche hacen acto de presencia.
Recuerdos de momentos compartidos, emoción de los momentos vividos....
Todo eso hace que la magia exista. Magia de miradas que hacen inecesarias las palabras. Sonrisas que asoman desde la timidez que hacen aflorar bellos sentimientos.
Di, te atreves a decir lo que tú ves'

lunes, 4 de mayo de 2009

Evolucionar, crecer


























De la misma manera que cada día renovamos vestuario, podemos reinventar y renovar el día a día. Hacerlo único e irrepetible
Nuevos colores, nuevas esperanzas, nuevas sonrisas
Porque se puede elegir, se puede cambiar de equipaje, se puede regalar nuevas miradas.
En nuestras manos está a quien elegimos y cómo lo vemos.