miércoles, 11 de marzo de 2009

El Paso del Tiempo

[Por Fabian]
Sucedió este sábado, exactamente a las cinco y veinte de la tarde .
Salía de un pequeño pueblo camino a casa, cerca de mi ciudad, cuando en el arcén de mi izquierda una mujer se encontraba en el suelo, su marido intentaba levantarla, pero a el le fallaban las fuerzas en sus brazos y a ella en las piernas. Me detuve a mi derecha, bien arrimado para no molestar el tráfico, salí del coche y corrí en su auxilio.

Al acercarme a ellos observe que eran dos ancianos de avanzada edad, de unos ochenta años o más. El rostro de el, de unos cristalinos ojos azules, era de vergüenza, al ver que ella era incapaz de ponerse de pie, e imagino que de su falta de vigor en sus extremidades para ayudarla. La abracé desde atrás por debajo de sus brazos, y la elevé. La mantuve unos segundos erguida hasta que sus fatigadas piernas respondiesen a tan embarazoso espectáculo.

Al ver que tal hazaña llegaba a su fin le pregunte que si se había desmayado o tropezado con alguna baldosa, que si quería que llamase a una ambulancia .La cara de la anciana me daba a entender que mi propuesta era un tanto descabellada, ya que solo había sido un tropiezo nada más, para que tanto alboroto.

Mientras charlábamos la preocupación de ella era de acicalarse, de mantener su peinado, un tanto avergonzada por todo el embrollo, y el de de un agradecimiento constante por haber ayudado a su fatigada mujer. Un par de coches aparcaban para ayudar, por mi parte me despedía de ellos diciéndoles que no había ninguna molestia en mi ayuda, y ellos muy agradecidos por mi voluntad prestada.

Al arrancar el vehículo y dirigirme a la carretera los observaba por el retrovisor, y veía sus rostros riéndose de todo lo sucedido, menuda batallita les contaran a sus nietos, creo, o tal vez silencien lo ocurrido, que no es lo mismo un batalla o aventura con tintes de valentía, a un acontecimiento de índole de fragilidad por el paso de el tiempo.

Camino a casa reflexioné sobre lo ocurrido, nunca me ha preocupado el paso de el tiempo, el cumplir años, soy de los que dicen que el tiempo es solo una invención humana, aunque a nadie le consuele la frase. Pero después de esto, si que me ha perjudicado en cierto modo, o tal vez lo mire con otros ojos, otras miras. Puede que no este a salvo en mi isla de la indiferencia en cuanto a la edad, que la ayuda a esta anciana halla despertado en mí el letargo generacional que tanto devora a los jóvenes, y no tan jóvenes.

A veces el fruto que genera los años no es plato para todos los gustos, todo disminuye, todo se ralentiza, pierde vigor, pierde jovialidad. El rostro del anciano era el de un niño. Los años retroceden, te vuelven al inicio, el rostro se vuelve mas inocente, mas noble, pero con la diferencia que al niño se le abre una ventana ante sus ojos, para saltar, investigar, discurrir e inventar la vida que se le presenta, en el longevo no, la vida es un recuerdo tal vez agridulce de lo añorado, o quizás un refugio a tan cruel pasado.

Los tiempos modernos no perdonan a los ancianos, no tienen cabida, molestan .Muchas veces los abuelos solo sirven cuando sirven para algo. Cuando cumplen una función, de lo contrario estorban .Si no producen es inservible, Ocuparse de los nietos es una de sus lapidarias funciones, ser unos mandados por parte de hijos, en donde la mayoría de las veces no se cuentan con sus opiniones, Los domingos por la tarde ver a unos cuantos deambular solos, sin articular palabra, mirar la nada y de vez en cuando cruzar tu mirada con la de ellos, observar como sus ojos languidecen, su mirada grita el llanto sordo de un pasado mejor, es de un desconsuelo despiadado, de una agudeza que visto el panorama actual nadie repara en ellos. La muerte los acecha, la mejor de sus propuestas.
.........Fabián..........

4 comentarios:

  1. Estamos en un tiempo que la experiencia de un anciano, no es apreciada por casi nadie. Y nos olvidamos que una vida tan extensa siempre tiene algo que contar y la mayoría de la veces también enseñar.

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  2. Estamos en un tiempo que la experiencia de un anciano, no es apreciada por casi nadie. Y nos olvidamos que una vida tan extensa siempre tiene algo que contar y la mayoría de la veces también enseñar.

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  3. Precioso Fabian

    ....pensando en tus palabras, se me olvido decirlo

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  4. Sí, precioso y real, desgraciada y dolorosamente real.

    Tengo 51 años, la vejez no me queda lejos. La veo en la mirada de los adolescentes y jóvenes que me miran. He vivido y estoy viviendo la de mis mayores, y comienzo a sentir que voy a menos en capacidad física y mental. Quizá a la edad se una el cansancio, en sinergia y aumentando efectos.

    Nuestra violencia adopta muchas formas. La de no valorar como debiéramos a nuestro mayores es una de ellas. Una a la que resulta difícil escapar.

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