domingo, 31 de agosto de 2008

Para A.

[por Desierto]

Buenas noches, Sirena.
No duermo muy bien por las noches. Bueno, en realidad, apenas logro descansar un rato que le robo a esa hora bruja que precede al amanecer. Y el caso es que ya no me hace gracia, ya no disfruto de los momentos a solas conmigo como solía hacerlo. Ahora la noche me da miedo… y es que a veces creo que soy un cobarde.
Qué palabra tan fea, ¿verdad?
Es el nuevo pensamiento que me asalta tras varias vueltas enredado entre sábanas frías y con la mirada fija en este techo idiota, sin sentido en este piso vacío: la idea peregrina, el fogonazo de conciencia parásita que me ladra «puede que fueses tú el culpable, tú el cobarde, tú el cabrón que os ha roto el corazón a los dos».
No lo sé, pequeña, a días pienso en aquella escalera al pie del ministerio, cuando te prometí, llorando agradecido tras tu decisión de seguirme hacia un lugar más feo que el imaginado, que salvaríamos el bache y luego volaríamos juntos donde tú dijeras.
¿Fui yo quien después quiso darle otra vuelta de tuerca, forzar un poco la tensa cuerda que el destino tenía a nuestro alrededor?
Mierda, A*****, no tuve valor para negarme a aceptar aquello que el mundo había elegido para mí. Ahora, no sé si lo desprecio o no, ahora ya no tengo opción. Ahora me paso los días tratando de encontrar alguna chispa, alguna canción escondida, jugándome lo que puedo la vida para ver si así ella me devuelve un poco del respeto que ahora le he perdido.
Es verdad que tú te cansaste de esperar, es verdad que cuando yo buscaba de forma desesperada una solución, tú decidiste mandarlo todo al traste. Pero no sé… ¿por qué demonios no les dije a todos que para mí valían nada al lado de un sueño? ¿Fui yo quien lo estropeó? ¿Fuiste tú?
Ésas son las preguntas que me quitan ahora el sueño, cariño. Y quizá lo peor de ellas sea la respuesta, que se esconde agazapada tras los desvaríos y se reconoce por el brillo de cuchillo agudo que trae consigo. Sí, es ésa: ya no importa.
¿Duele, verdad? Pero me temo que es inevitable.
Quizá Nueva York nos robó el sueño. O puede que fuese tu isla, o esta maldita profesión; lo que es una verdad incuestionable es que ese amor verdadero que una vez llegamos a sentir, ése del que hablan en las películas para niños, en los cuentos de hadas… ese sueño ya lo hemos podrido, ya no es para nosotros dos, y si tengo que conformarme con la mierda gris del resto del mundo, pues entonces tendrá que ser con cualquier otra, pero no será contigo, no. Me niego. No puedo tolerar esa mancha sobre tu recuerdo.
Es por esto que sé que no te enviaré esta carta que me desnuda. Es por esto que sé que trataré de seguir sonriendo un poco cada día, aunque no tenga ni putas ganas. Es por todo esto que no te negaré jamás un «Hola, ¿qué tal andas, pequeña?». Es por esto por lo que sé que estamos condenados, que lo que nos queda es “Sobrevivir” como cantaba la Gaynor, aunque nosotros lo haremos sin tanta alegría.
Es por esto por lo que sé que no volveré a dormir: para no tener que volver a soñar contigo.

jueves, 28 de agosto de 2008

Resurgir

[por Madison]

Querido amor:

Siento que estoy a muchos kilometros de donde me encuentro en estos momentos. Puede ser debido a tu ausencia, todo a mi alrrededor es silencio. Un silencio absoluto. Qué extraño, yo, que en miles de ocasiones he afirmado que me gusta el silencio, ahora estoy tremendamente asustada. Siento la necesidad de escuchar tus palabras, pero parece ser que en estos momentos han desaparecido todo rastro de ellas y de ti. Las llamo, te llamo y digo que vengais de nuevo a mi. Prometo abrazar y escuchar todas las que digas. Y me pregunto, si esto continua así por mucho tiempo.¿Me recuperaré de tanta pérdida? Quizás esta experiencia me enseñe que dentro de mi hay varios yo. Si es así ¿cual de ellos saldrá a flote? No dices nada, acaso quieres demostrarme así tu forma de decir mucho? Quizás hoy decidas hablar y mostrar tu mejor sonrisa, una sonrisa abierta, franca, escrita...quien sabe... Al fin y al cabo, qué más da. De una manera u otra resurgiré, como siempre lo he hecho, unas veces con risas y otras con llanto. Por temporadas siendo fuerte y otras más débil. Sea como sea y si después de todo continuas creyendo que es mejor no hablar no te preocupes, porque aún con tus silencios, durante mucho tiempo continuarás llenando mi espacio.

miércoles, 27 de agosto de 2008

DECISIÓN

[por Gaviero]

Querida desconocida:

Llevo una temporada dándole vueltas a un asunto y hoy por fin he tomado una decisión; no ha sido fácil, no creas, la verdad es que aún tengo dudas sobre lo acertado de ella, pero creo que ha llegado el momento de hacerlo.

Sabes bien que hace mucho tiempo, demasiado posiblemente, que te busco por todas partes; primeramente en mis sueños pero luego, poco a poco y sin apenas darme cuenta, empecé a hacerlo en la vida real. Han sido varias las ocasiones en las que me ha parecido encontrarte en lugares y situaciones varias; de hecho he tenido la impresión de que la persona en cuestión intentaba hacerse pasar por ti. Pero, lamentablemente no eras “mi desconocida”.

La situación ha llegado a un punto en el que creo que estás invadiendo en exceso mi espacio personal, ese espacio cada vez más necesario para mi vida y que necesito conservar para mi sólo. Posiblemente es una postura egoísta, pero la esperanza de encontrarte y la posible alegría de conseguirlo se ha convertido en una pesada carga para mi. La conclusión a la que finalmente he llegado es muy simple, yo ya me he esforzado bastante por ti, ahora, si de verdad existes y te interesa darte a conocer, el trabajo ha de ser tuyo.

Y esto es todo lo que te quería decir, doy por finalizada la búsqueda y, es más, realmente ya no me interesa mucho si tu la inicias o no; como te apunte antes, vuelvo a dedicarme a mi propio espacio y a saborear todo lo que, en alguna medida, he dejado de hacer.

Un abrazo

Para Jaime

[por Desierto]

Buenas noches, Jaime.
Aquí seguimos, hermano, perdidos entre la mugre de las estancias ajenas tratando de encontrar un retazo de aquello que alguna vez imaginamos para nosotros. Sin embargo, paso las noches con el pestazo de un tabaco viejo y amargo en la boca sin terminar de salir de los días tras días. Me siento en esta silla que no es mía ni tuya, tratando con todas mis fuerzas de perder el tiempo por no estar seguro de si todo esto lo que se me está pidiendo estuvo alguna vez en algún recoveco de intenciones soñadas a la luz de las velas. Me temo que no. Escucho canciones antiguas de cuando mi fiel amiga aún se dejaba acariciar por mis dedos, antes de que el látex y el talco la separasen de mis manos con promesas de algo mejor, y todavía vagabundo a este lado del charco, me aferro a las palabras y a los rostros de quien voy conociendo y en los que reconozco la misma ansia, el mismo vértigo, la misma falta de casa.
Al menos yo tengo un sitio a donde volver… Pero entre tanto, me temo que no podemos hacer mucho más que contemplar las noches pasar, con el arrebato de rabia que me aferra al morro del príncipe Eristoff, con la búsqueda desesperada de un soplo de magia en el fondo de un vaso, y aun así sabiendo que si ésta apareciese –pues cómo no, cojones – estaré tan borracho que no sabré verla, o ya casi lo suficientemente sobrio como para encoger el culo y volver a casa solo.
Y a veces me produce risa y otras veces me dan ganas de romper algo hermoso con mis manos traicionadas, pero entonces me siento tranquilo, respiro hondo y pienso en todos los que me abofetearían por payaso, por ingrato, por idiota.
(¿Acaso no lo tienes ya, imbécil? Sabes que cuando no te empeñas en bajar a dar un paseo por los infiernos todo suena mejor, y hasta las guías de angioplastia bien te las puedes imaginar como seis cuerdas vibrantes y vivas, que no compiten con el rock n´ roll, que no te ciegan. Bien sabes que cuando llegue el momento de traicionarte a ti mismo podrás decirle a una sirena: “llévame contigo cuando te marches”. ¡Pero si lo estás viendo! Si a pocas horas de que te examinen como a una virgen nerviosa estás cantando y saltando como un adolescente idiotizado en un concierto, inquieto y enjaulado rezando por una excusa, por una llamada, por un pretexto para tirarte a la calle con una sonrisa traviesa en los labios.)
Perdón por el paréntesis, hermano, pero sabes que a veces me quedo como tonto mirando los trenes pasar, me pongo a charlar en silencio con el reflejo de los ojos brillantes en el espejo y me pierdo como un viejo en las historias del alguna vez. Ahorita mismo vuelvo contigo. Sé que no me lo tendrás en cuenta, que tú también divagas cuando quieres más que una maniaca repleta de bolsos y zapatos nuevos traída a la fuerza a la sala de emergencias por sus desesperados amigos.
Así pasan las horas, y los días y los Abriles. Y todavía me parto el eje contemplándote beberte a una inglesa con ganas de todo menos de dormir. Una noche y otra noche, y no por eso me río menos, sino más bien al contrario. Subo cada vez que me dejo llevar, y tengo que empeñarme de veras, romperme el espinazo y sudar la gota gorda para poder seguir diciendo que las cosas no están en su sitio, que yo no debería estar aquí, que no me gusta esto o lo otro o cagarme en la madre de alguien que pretende joderme y no me da más que lástima.
Así que, a pesar de todos los reproches, sé que aún lo más inesperado está por llegar, y que una semana en esta manzana podrida puede dar tanto juego como aquellos supuestos momentos, endiablados y lisérgicos, de los que hablo tanto que un día no voy a saber siquiera quién cojones fui, o cuando menos te aburrirán los suficiente, pasado el novísimo encuentro, para que me mandes al pedo y me hagas callar trayendo otro Long Island que me ahogue y no tener que aguantar, como bien dirías, mis “pendejadas de borracho”.
Y tenemos compañía. Ahora la mía que hago tuya, y mañana la tuya que yo me empeñaré en negar como mía, como un payaso pensando que se me pueda diluir tu cercanía, como diciendo “no me líes más que ya tengo lo que quiero”, pero mis payasadas aparte… esto tiene que estar bien, amigo, y nadie se atreverá a decir nunca que no quemamos esta puta ciudad como nerones del cybersiglo buscando nuestra musa entre las rosas que crecen en la basura.
¡Salud!

martes, 26 de agosto de 2008

El niño misterioso...

[por Nelly]

Ayer vi a Javier y a Maverick sentados a la mesa, compartiendo una infusión y una conversación sobre las noticias. No sabía si acercarme. A fin de cuentas no soy más que una camarera a tiempo parcial, cuando no esta Madison o hay poco trabajo me dedico a sentarme en aquella mesa- la que hace esquina junto a la ventana- y apoyando la barbilla en mi mano observo lo que acontece fuera, o bien me entretengo espiando a la clientela del local.
Javier y Maverick parecen tristes, lo noto en sus caras, en sus gestos, en su lenguaje corporal. Es normal, estos días todo el mundo lo esta. Me pregunto si debería invitarles a algo, un café, otra infusión, o quizá sea muy atrevido...
Perdida en estos devaneos no me doy cuenta de cómo el niño se acerca hasta mí. Noto un tirón de mi delantal de trabajo -un desenfadado uniforme-, y cuando bajo los ojos me topo con su mirada franca, sus ojos castaños. Enarco una ceja sorprendida.
- ¿Te has perdido pequeño?
Él niega con la cabeza.
- ¿Tienes hambre? ¿te encuentras bien?
Pero el niño no responde...
Miro a un lado y a otro buscando a sus progenitores. En este breve movimiento el chico desaparece. Confundida, recojo del suelo un papel que yace donde él tenía los pies hace un momento. Hay una frase escrita:

"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo."

Tras releerla varias veces, me acerco a la pizarra con los menús y la escribo, preguntándome quién era ese niño y si quizá por ventura le volveremos a ver en el Café...

lunes, 25 de agosto de 2008

Javier.

[por Anjanuca]

Cuántas veces hemos cruzado nuestros caminos por las escaleras, cuántas veces me he acercado a ti sólo para pedirte los horarios, cuántas te he pedido los días de salida para ajustar el circuito, cuántas me has llamado para avisar de que el vuelo se cancelaba....

Hoy leo tu nombre en la prensa. Ya te han identificado y vuelves a casa. Y sigo leyendo y veo que tus padres son ese matrimonio tan agradable al que veo tan a menudo cuando entro en su bonita bombonería a comprar esas deliciosas castañas confitadas. Y sigo y me entero de que hace tan sólo un año que tenías este nuevo trabajo, que esta era en realidad tu ilusión. Ya no puedo seguir leyendo, las lágrimas emborronan las letras, las líneas se cruzan, no veo. No creo.

Me han llamado nuestros antiguos compañeros, están tristes, muy tristes. Me comentan que esta semana quieren reunirse para recordarte y me preguntan si quiero unirme a ellos.

Digo que sí, pero mi motivo no va a ser sólo recordarte sino pedirte perdón. Perdón porque mi vida ha estado cruzándose con la tuya durante dos años y no he sabido conocerte, perdón porque siento vergüenza de mi misma porque hoy he sabido más de ti que cuando la vida me dio la oportunidad.

Espero sepas perdonar mi desidia, yo te prometo hacer todo lo humanamente posible para no olvidar ni tu cara ni tu voz. Te lo debo.

Siempre infiel

[por Maverick]

Hola querida:

Nunca dejará de sorprenderme tu tremenda capacidad para cambiar el mundo que me rodea. Es posible que tú quieras llamarlo amor. De hecho, sé que se inflama tu ego cuando te digo que desde el día que nací estaba predestinado a caer en tus brazos. Te ríes de mí cuando juego a ponerte celosa. Yo también, pero en el fondo sabes muy bien que no importa cuántas personas pasen por mi vida porque te sientes absolutamente segura de que siempre, tarde o temprano, acabaré rendido a tus pies.

No importa que me sienta perdidamente enamorado, entregado en corazón, cuerpo y alma. A ti te da igual. Te ríes. Eres fría como el hielo. No, aún eres más. Eres más fría que el frío más intenso que pueda imaginar en este Universo. Eres fría y fea. Tu belleza no existe. Mientes. Me mientes querida, lo sé. Cada día me mientes diciéndome que soy tuyo, que me quieres para ti, que me tomarás un día y que me querrás sin medida y para siempre. Tomarás mi cuerpo, mi mente, mi alma… Te odio. Te odio profundamente incluso sabiendo que me plegaré a tus deseos cuando tu voz pronuncie mi nombre. Tu amor es falso. Falso como tu misma. No te importa el hombre que soy, ni mis hechos, ni mis sentimientos y aún así, no puedo comprender que complejo mecanismo se activa en mi mente cuando, odiándote como te odio, termino llorando a solas cuando descubro que has vuelto a serme infiel. No quiero verte. No quiero oírte. No quiero saber dónde estás. No son celos, traidora. No te sientas tan importante ni tan deseada. Mis lágrimas no son por ti, son por lo que matas en mí.

¿Sabes?, he descubierto que la única forma que tengo de compensar estas lágrimas es abriendo mi corazón, compartiendo lo mejor que existe en mi ser, entregando todos los maravillosos sentimientos que nacen en algún misterioso lugar dentro de mí. Sentimientos que me enorgullecen. Quiero entregar todo esto para que nada bueno quede en mí cuando te dé el capricho de darle un nuevo zarpazo a mi corazón. Cada poco te burlas de mí, de tus nuevos amores, de tus nuevas conquistas que no lo son, ¿me oyes?, no lo son. Ellos no te quieren y yo tampoco. Deseo devolverte todo el daño que me haces pero siento que es humanamente imposible, a no ser amando al mismo nivel que tu incansable sed de conquistas. Tengo la certeza máxima de que no piensas cambiar y que tu fría piel, como tus sentimientos, seguirá buscando calor y refugio en los cuerpos cálidos de tus infinitos amantes o víctimas, porque eso es lo que somos, víctimas de unos encantos que no tienes pero ante los cuales nos rendimos uno tras otro. Hoy también tengo otra certeza y es la de que a tu indiscriminada lista de victorias, a la que acabaré rendido sin remisión, responderé y respondo ya con un cúmulo de emociones y sentimientos llenos de amor y generosidad, de entrega y de cariño, de amistad y de respeto, de luz, de esperanza, de admiración, de coraje, de fuego y de fuerza vital que entrego con pasión, con sangre y con raza española, la que tengo, a todas las víctimas de tu odio y tu desdén por el ser humano.

Querida, hoy como ayer, me has arrebatado a ciento cincuenta y cuatro personas de la vida, de mi vida, pero tienes que saber que no podrás arrebatarme nunca el amor que siento por cada una de ellas, vivo, caliente y bullicioso en mi corazón y en mi alma. Hoy, igual que ayer, prometo serte infiel con todas las personas dignas de pertenecer a la grandeza del ser humano y, aunque al final yo también termine derrotado a tus pies, mis victorias, como las de ellos, se medirán por las personas que amo con el corazón limpio y la mente sana.

Siempre infiel a ti,
Maverick

Pd.- Un enorme abrazo a todas las personas, hombres, mujeres y niños que han perdido la vida en el trágico accidente de avión ocurrido en el aeropuerto de Barajas (Madrid) el día 20 de Agosto de 2008. Siempre con vosotros, siempre unidos, siempre en el corazón.

Una vez en el Café yo vi...

[por Nelly]

Sentáronse dos viejas amigas que hacía años que no se veían a conversar en el Café de Madison. Una era joven, alegre y despreocupada, la otra más mayor, serena y tranquila.
- ¿Qué fue de ti durante estos años? -preguntóle Paciencia, que así se llamaba la mayor.
- Estuve recorriendo el mundo -fue la respuesta-, visité París, Roma, Singapur y Venecia. Me di una vuelta por las catarátas del Niágara, medi la distancia entre ese lugar y la Luna, y a mi regreso me entretuve contando los anillos de Saturno...
- La Tierra te ha echado de menos. -Le contestó la mayor.
- Querida Paciencia, no podía quedarme aquí, aguardando sin hacer nada. Hay tanto por ver...
- Sin embargo ahora, pareces un poco alicaida.
- Es que París era muy frío en invierno y me marché antes de que acabara la estación, en Roma pasé tanto calor en verano que tampoco me quedé, en Singapur me atacaron unos piratas, y en Venecia mi casa se inundó. Las Cataratas del Niágara no son tan altas como el salto del Nervión, y en la Luna no encontré con quien charlar... los anillos de Saturno eran bonitos pero solo daban vueltas sin parar...
- ¿Por eso has vuelto? -preguntó Paciencia.
- Sí, es que no entiendo porqué si hago cuanto quiero no soy feliz.
Y la mayor sonriendo, tomo un sorbo de café y luego le dijo:
- Es que sin tu amiga Paciencia, querida Iniciativa, no encontrarás descanso. Por suerte tenemos este café para conversar y hacer un alto en nuestro camino.
- ¿Y qué me sugieres?
- Bueno, puedes venir durante un tiempo, aquí se junta cada lunes Perseverancia, Somñoliento, Imaginación y mi hija la Ciencia. Pásate una temporada y veremos si al final encuentras tu motivación.
Y así fue como Iniciativa se sumó a la clientela del Café de Madison, donde, por cierto, siempre había un ambiente acogedor...

domingo, 24 de agosto de 2008

Espectáculo

[por Madison]

Hoy me despido de un paisaje del cual he gozado durante unos días. Es un paisaje lleno de calma, de extremada belleza. Es tierno, paciente, relajante. Es... natural, nada espectacular. He estado pensando y he llegado a la conclusión de que no me gustan los espectáculos, ni las obras espectaculares. Opino igual sobre los acontecimientos. No sé... lo espectacular se me escapa de las manos.

Prefiero lo cotidiano, el día a día. Temo al espectáculo. Con él sé que llegaría a convertirme en una extraña dentro de mi propia vida, por eso es mejor, quizás, cultivar lo que ya poseo. Creo que sería bueno pensar en nosotros mismos y aceptarnos tal como somos y eso voy a hacer.
Me propongo escucharme, quererme, ser paciente, demostrarme a mi misma cuánta ternura puedo dar. Y ¿ por qué no? mi corazón y yo llegaremos a ser amigos.

Deseo no perder mi espontaneidad, ni esas palabras que salen por mi boca casi siempre por impulso y me apenaría reprimir todos los besos que salen de dentro.

Soy así. Me gusta querer y transmitir a la persona querida miles de sensaciones, todas ellas son tan bellas e intensas que no se pueden descifrar con la escritura.

Quiero cautivarte con mis gestos cuando me miras. Quiero que no sientas ningún deseo de rebelarte contra lo que te digo. Y que cuando veas mi imagen te preguntes cómo es posible tanta sensibilidad en tan mínimo espectáculo.

Y, si tú aceptas todo eso, te doy las gracias. El caso es que si te las doy con la escritura... sucede que, a veces las letras y yo no somos muy buenas aliadas, con la voz lo tengo bastante dificil por no decir imposible, así que hoy te las voy a dar con el alma.

Si lees esta carta, cierra los ojos cuando la termines y concéntrate. Si eres cómo yo espero que seas compartiremos juntos miles de sentimientos.

Un abrazo

jueves, 21 de agosto de 2008

Carta XXI

[Por 1452]


Carta XXI

Ayer mientras intentaba dormir, vino a mi mente la imagen de aquella niña rubia, con los ojos de color mar, tan grandes que podía hacer que el mundo se trasladara con un pestañeo. ¿La recuerdas? Aquélla que me cruzaba cada día camino del trabajo.

Recuerdo que siempre me miraba fijamente a los ojos, con una curiosidad que nunca supe descifrar.

Día tras día, casi exactamente en el mismo punto, nos encontrábamos. Al principio no le di importancia, pero cuando fueron pasando las semanas, no pude por menos que esbozar una sonrisa cuando la veía.

No podía tener más de 9 ó 10 años, pero ya se perfilaba en ella una manera de estar en el mundo. Caminaba erguida, con seguridad y miraba decididamente… aunque esto sólo empezó a ocurrir, unos meses después. La primera vez que la vi, tenía cierto deje de tristeza en la mirada.

No sé cómo sucedió, pero un día, sin más, nos dijimos hola. Ya no puedo recordar si fue ella o yo. Sólo sé que tras semanas y semanas de sonreírnos en nuestro pequeño encuentro matinal, nos hablamos por primera vez. Creo que siempre llevaré grabada en mi memoria, aquella ancha sonrisa que se le dibujó cuando escuchó mi voz. Así era cada mañana. Pero llegaron las vacaciones escolares, llegó mi cambio de trabajo… y nunca más la volví a ver.

La eché de menos, porque cuando ella me sonreía cada mañana, era como si me sonriera la vida misma.

Aún la echo de menos.

martes, 19 de agosto de 2008

Eclipse

[por Gaviero]

Querido eclipse:

Gracias por tu visita de hace dos noches; no sabes bien la falta que me hacía una señal para devolverme a mi condición marinera, de oteador de sueños. Siempre has logrado conturbar el ánimo de quien te ha observado, unas veces con un sentimiento de miedo, como cuando nuestros antepasados, al ver tu presencia, temían que les robaras definitivamente la luna y les condenaras a la total oscuridad de la noche. En otras ocasiones, tu llegada ha sido el acicate necesario para despertar el placer del conocimiento y avivar la reflexión de los hombres.

Sea como sea, siempre has conseguido hacernos pensar, nunca has pasado desapercibido y nos has logrado envolver en el misterio y la magia de tu poder.

En mi caso particular, esta última aparición tuya ha sido gratificante, como siempre me has hecho pensar, buscar paralelismos entre tu como fenómeno y mi vida como hombre y gozador de sueños. Cuantas veces, contemplando uno de estos sueños, representados por la luna llena con todo su esplendor, hemos percibido un velo de sombra, de oscuridad, que amenazaba con destruir todo aquello que habíamos ido forjando tejiendo los suaves y delicados hilos de nuestra imaginación. Pero afortunadamente, las cosas vuelven a su ser, y tras tu paso, la luna (los sueños) vuelve a mostrarse en todo su esplendor.

Gracias eclipse, por devolverme mi sueño.

lunes, 18 de agosto de 2008

Te hablo a ti, sólo a ti

[por Wara]
Mi buen amigo:

Muchas veces he querido escribirte, decirte lo que significas, lo que representas, el lugar que ocupas en mi corazón y en mi vida desde el momento en que te lanzaste a rescatarme sin conocer mi historia, sin cuestionarte siquiera si lo merecería o no.

Hace sólo unos meses de aquello, fue en marzo o abril, pero has escrito tantas y tantas palabras para mí, has estado tan pendiente de mi estado de ánimo, de mi tristeza, de mi llanto, de mi dolor, has sufrido conmigo, has sonreído, me has acompañado, me has reñido, me has hecho feliz. Incluso has cantado mi nombre por escrito, qué cosa tan difícil, y cuánto lloré aquel día cuando tu voz se materializó como por arte de magia, y pude sentirla en cada una de las letras de mi nombre, que bailaba risueño ante mis ojos llenos de lágrimas, que sonaba en mis oídos con la suavidad de esa música celta que ya compartimos.

Que nadie dude que los besos, los abrazos y las palabras cicatrizan las heridas. Que nadie dude que desde muy lejos, sin conocernos, sin nunca antes habernos visto y sin que acaso lleguemos a vernos alguna vez, esa luz que llevas dentro brilla siempre para mí. Te siento muy cerca en ese cielo azul, en ese mar que también compartimos, en ese verde brillante y vivo de campos y montañas que hermanan tu tierra y la mía… No importa que nunca camine a tu lado ni que tu rostro o el mío sean una incógnita hasta el fin, tu voz me alcanza siempre, estás junto a mí; cuando te necesito, al instante estás aquí.

No sé cómo compensar todo tu apoyo, tu comprensión, el tiempo, tu valioso tiempo. Escúchame, sólo quiero que sepas que igual que tú estás para mí, yo estoy para ti. Estos meses he pensado mucho, he leído sobre la amistad, los amigos, el sacrificio, la entrega, lo que uno espera recibir, lo que uno cree debe dar de sí… He comprendido que pocas cosas hay más difíciles que la verdadera amistad, la que no pide, no exige, la que simplemente existe y da. Si las cosas pasan por una razón, si mi vida debía sufrir un auténtico cataclismo para llegar a ti, entonces bienvenido seas a mi vida. Nada de lo que fue lo podemos cambiar. Pero debo advertirte ya que no soy tan buena amiga, no soy tan desprendida, yo nunca querré dejarte marchar. Mas recuerda siempre la diferencia: depender, de dependencia. Depender, con afecto y
libertad.

Escribir tu nombre es innecesario, sabes que te hablo a ti, sólo a ti. ¿Ves? Aunque hoy sea la primera vez, no me avergüenza decir que
te quiero.
Wara


PD: Toda esta declaración tenía un motivo: Feliz cumpleaños, mi queridísimo amigo, mi buen amigo. Felicidad para todos los días de tu vida, para tu día a día, que nunca te falte; porque, aunque te faltara, saldrías a buscarla incluso al fin del mundo sólo para dárnosla a tus amigos. Y ya te digo, no quiero que corras ningún peligro.

Gracias por estar ahí y cuidar de mí.

.

domingo, 17 de agosto de 2008

Caminos

[por Madison]

Esta mañana de domingo siento un cansancio extraño, bastante desmesurado. Estoy leyendo un libro, su historia me está dejando pensativa, habla de ruido, besos, deseos, pensamientos, caminos...

Cierro el libro y deposito dodas mis energias en los pensamientos. Noto que son un poco grisáceos, no me gusta sentirme de este modo. Así que procuro crear una imagen distinta. Me concentro. Sí. Creo lo consigo.

Al cabo de unos minutos veo mis pensamientos flotando, están ahí en el aire. Me pongo frente a ellos, si lo deseara creo que podría tocarlos. Pero no. Prefiero que floten a su aire, imaginar que puedo palparlos con los dedos de mis manos hace que sienta miedo.

Y así, poco a poco, mientras pienso, tomo conciencia de lo que sucede. De lo que me está sucediendo. Y creo que todo está conectado, todas las ideas, todos los pensamientos tienen conexión entre si. Quizás de todos esos pensamientos más de uno está contaminado por alguna circunstancia fuera de lo común. No importa, lo desinfectaré.

Puede suceder que tras esa limpeza, desinfección o descontaminación vea algo distinto, quién sabe, puede incluso esconderse la vida que de verdad espero, una vida llena de posibilidades, hecha a mi medida y que por distintas causas nunca creí posible.

La vida está llena de caminos, encontrar el nuestro no es tan complicado, basta con pararnos de vez en cuando a pensar, dejar que el aire fluya y así, concentrarnos en nuestros pensamientos y estar seguros de que éstos son los verdaderos, los que necesitamos para seguir nuestro camino y si es así, decirnos a nosotros mismos...¡¡¡¡adelante!!!! esto empieza a funcionar.

Estos pensamientos de domingo deseaba que los supieras, por eso te escribo esta carta a ti que tan bien me conoces aunque a veces dudes.
Un fuerte abrazo para ti

viernes, 15 de agosto de 2008

Carta XX

[Por 1452]

Carta XX

Esos ojos verdes cerrados, descansando sobre una almohada perfumada la noche anterior.
Ese rostro plácido, lejos de mí, soñando con algo que yo no puedo alcanzar.
Esa mano aferrada a mi cadera.
Y de repente te miro, y creo que entiendo por qué detuve mi camino aquí.

¿Recuerdas cómo nos conocimos? Todavía me provoca risa pensar en ello.
Una sala, más de veinte personas, y te detuviste junto a mí. Sonreíste y el reloj perdió velocidad. De alguna manera extraña, que todavía no he llegado averiguar, desplazaste a mi acompañante a un segundo plano, y éste no hizo otra cosa que balbucear palabras confusas.
Me dijiste tres palabras que ya no olvidaré nunca, y desapareciste.
Y sólo pensé, ¿cómo alguien puede tener la clave exacta para entrar en la vida de otra persona? ¿Cómo alguien puede tenerla para entrar en la mía? ¿Cómo un ser puede estar diseñado a la medida de otro?
Todo daba igual, no sabía quién eras, no te podía encontrar. Eras tan sólo una especie de sueño, que duró el tiempo suficiente para embriagarme con su perfume, antes de evaporarse en el aire.
Pero extrañamente, volviste… y era extraño, porque aquella primera vez, ni yo estaba allí por ti, ni tú fuiste por mí.

Eras un tipo de límites. Dibujabas una línea imaginaria de la cuál no pasabas y de la cuál no permitías pasar a nadie. Te gustaba la perfección, tanto como sentir el viento en tu cara. ¿Qué mejor combinación que un amante de la perfección y una perfeccionista? Siendo además los dos conscientes, de que justamente lo mejor del otro, acabarían siendo los detalles que nunca serían perfectos. Era tan simple y tan complicado, como hacer encajar la llave correcta en la cerradura precisa.
Durante un tiempo, me mantuve en mi extremo de la línea. Tú en la tuya. Yo era desconfiada y tú estabas herido.
Pero a ti te perdían las soñadoras y a mí los analíticos.
Las líneas se desvanecieron. Tú ya no pudiste, seguir luchando contra ti, y yo, la lucha contra mí misma ya la tenía perdida.

¿Por qué te escribo ahora? Porque sé que te voy a perder.
Creí que sucedería mucho antes, quizás cuando tuviera que confesarte cualquier noche toda la verdad. Pero no. Es ahora cuando te pierdo.
Te perdonaría que me hubieras dejado por otra, que te fueras porque no podías quererme, que simplemente, hubieras dejado de desearme. Te lo hubiera perdonado todo, pero, ¿cómo perdonarte que me dejes enamorada, estando enamorado? ¿Cómo voy a perdonarte, que tus días sean menos que los míos? ¿Cómo voy a perdonarte? No sé si lo voy a poder hacer.
Recuerdo que me sonreíste sorprendido, cuando descubriste que me gustaba perfumar la almohada antes de dormir; con olor a océano, a madera, a rosas…
Recuerdo, verme rodeada de velas al despertar una madrugada, y a ti sentado frente a mí, desnudo, mirándome.
Recuerdos… eso es todo lo que me vas a dejar.

Te odio por irte. Te odio por no dejarme antes. Te odio porque no voy a saber vivir sin ti. Te odio porque cada día voy a desear dejar de vivir. Te odio porque me hiciste prometer que seguiría.

Me enseñaste a recorrer tu cuerpo como si fuera todo mi universo.
Te enseñe a soltar amarras y volar, a creer que todo es posible.
Me enseñaste que todo valió la pena para llegar a ti.
Te enseñé que yo nunca iba a pelear contra tus recuerdos, sólo los iba a sanar.
¿Para qué? Para que me dejes, teniendo la certeza de que estoy muerta, por mucho que tú quieras que renazca después de ti.

Tus tres palabras cuando nos conocimos, eran nuestro destino. Tú entonces no lo sabías. Creo que ni siquiera lo comprenderás cuando llegue el momento. Es mejor así. Yo tampoco querría saber.

Nunca te voy a perdonar, porque voy a ser incapaz de perdonarme.

martes, 5 de agosto de 2008

Enigma

[por Gaviero]
Siempre me he sentido atraído por los enigmas. A lo largo de la vida nos encontramos en diferentes ocasiones con hechos que escapan de la "lógica" y nos hacen reflexionar sobre casualidades, asuntos aparentemente inexplicables y otras reacciones.
Y especialmente, esta noche calurosa de verano, me he detenido a pensar en el enorme poder de las relaciones establecidas entre personas distantes y sin contacto real. Posiblemente ahí esté el origen de los diálogos que mantengo con mi querida y ya "vieja amiga" desconocida. Sé que existe en algún lugar y eso ya es suficiente; pero hay más, se positivamente que ella también me conoce y me sueña, me habla, intercambiamos, no sólo palabras, sino sensaciones.
Nuestra relación, profunda y cargada de fuerza, cada vez la percibímos más nítidamente. Nos produce sentimientos contradictorios, por un lado experimentamos miedo a que algo tan íntimo, ese intercambio de emociones, ese desnudarnos totalmente y abrir nuestra vida interior, contando lo que a nadie dijimos, llegue a convertirse en algo real, a formar parte de nuestras propias vidas diaris. Pero por otra parte, no podemos escapar a ello, creo que realmente no queremos renunciar a algo tan especial.
Y es entonces cuando aparecen las maniobras de creación de enigmas; como puro instinto de supervivencia de nuestra privacidad, intentamos esconder nuestro rastro cotidiano, creamos espejos de nosotros mismos, pero todo es en vano. Siempre sabemos que estamos ahí detrás, que seguimos alimentándonos de nuestra mutua relación.
Querida desconocida, siempre estarás en mi vida.

Carta XIX

[Por 1452]

Carta XIX

A veces, las grandes alegrías provienen de las cosas consideradas más insignificantes. A veces, las esperanzas se ven colmadas, cuando uno sigue firme y no se rinde en la espera. A veces, sólo a veces, uno consigue lo que quiere por justicia y pleno derecho.

A veces, uno da un día por bien empleado, cuando las caretas caen y los actores muestran su verdadera faz. A veces, la función termina demasiado pronto. A veces, sólo a veces, uno disfruta de que los actores se vean entre ellos, y se asombren de no haberse conocido hasta entonces.

A veces, el propio tropiezo nunca se toma en cuenta, pero sin embargo, el ajeno es imperdonable. A veces, el de los mil tropiezos se da el lujo de censurar al de los cien. A veces, sólo a veces, el que mira al cielo y no a la tierra, evita el tropiezo.

A veces, caminar entre espinas es benéfico para el espíritu. A veces, caminar entre espinas es mortal para el alma. A veces, sólo a veces, quien camina entre espinas, sabe discernir cuando atacar o bajar la guardia.

A veces, soñar es peligroso. A veces estar despierto es una maldición. A veces, sólo a veces, despertar sólo es el comienzo de un sueño.

A veces, creerse fuertes nos hace inconscientes de la propia debilidad. A veces, ser débil no es más que guardar la fortaleza para otra causa mejor. A veces, sólo a veces, aplicamos la fuerza justa.

A veces, me repito para hacerme consciente. A veces, me hago consciente a fuerza de repetirme. A veces, sólo a veces, estoy alegre, tengo esperanza, consigo lo que quiero, doy el día por bien empleado, entiendo la función, conozco al actor, camino entre espinas, sueño, despierto, soy fuerte, me vuelvo débil, tropiezo donde tropecé antes ya… a veces, sólo a veces, sé quién soy yo, y quiénes son los demás.

lunes, 4 de agosto de 2008

Aire

[por Madison]

Hubo un tiempo en que no creía en nada, tampoco sentía, ni miraba. Temía confiar en alguien, porque si lo hacía, quizás todo quedaba fuera de mi control y así, de esa forma, pasaría a vivir en otra realidad para mi desconocida.

Hoy todo ha cambiado, en mi interior y de forma permanente se ha instalado la paz, siento que estoy rodeada de belleza, sobre todo cuando mi mirada se refleja en la tuya. Me gusta lo que veo en ese reflejo...

Y, nuestras manos continúan permanentemente entrelazadas. El viaje lo hemos iniciado a la par aunque no nos hayamos movido cada uno de su lugar. He descubierto que también se puede viajar sin utilizar medio de transporte alguno

Te observo y al hacerlo me lleno de energia positiva. Noto cómo todo mi yo se llena de amor. El corazón se agita y late de forma compulsiva. Y es que realmente existe una realidad que traspasa lo tangible

Respiro lentamente porque siento miedo a que en cualquier momento el aire se escape, se termine y finalice el hechizo. Decido salir, viajar hacia ti. Para ello apenas cojo equipaje, solo me apetece dejarme acariciar por esas bocanadas de aire fresco. Noto una sensación de volar y que no me sueltas de la mano.

Te doy las gracias por todo lo que me aportas, por escucharme, por ayudarme en esos tropiezos que están presentes en mi vida y también por llevarme los libros hasta casa.

Y por último, gracias por ayudarme a convertir todo esto en habitable y así hacerme ver que no todo es utopía

En algunas ocasiones, como ahora por ejemplo, quedo en blanco, me voy preguntando cosas; pero soy incapaz de encontrar respuestas. No me desanimo, ni tiro la toalla. Deseo continuar aprendiendo y esperando, siempre esperando...

Me despido de ti no sin antes darte un fuerte abrazo.

viernes, 1 de agosto de 2008

Necesidad

[por Madison]

Parece ser que hay días en los que por norma debemos sentirnos felices.
Ahora es época de vacaciones por lo tanto estamos más contentos, es curioso como ésto de la felicidad en determinados momentos de la vida se convierte en algo así como una imposición o mas bien una obligación.
Pasaremos unos dias de vagancia absoluta, consumiremos de forma desmesurada, los compromisos que en un momento determinado los vemos como algo engorroso, se hacen mas llevaderos. Observo a las personas que me rodean y me siento muy vulnerable. No quiero que descubran que me siento distinta a ellos. ¿Soy yo la que tiene carencias o por el contrario son los demás?

El estrés puede conmigo, me siento muy cansada; pero, cuanta contradicción siento dentro de mi ¡¡Dios mío!!
Siempre quejándome de las obligaciones o de tener que aceptar compromisos absurdos y ahora que puedo negarme a ese juego no lo hago. Muy al contrario, cuando estoy de vacaciones y me encuentro con los amigos, siento que soy muy afortunada de que se acuerden de mi, de que cuenten con mi presencia a la hora de las celebraciones, y además me siento muy satisfecha de poder estar con ellos un año más.
Y aunque parezca esto que escribo algo frívolo no es mi intención. En realidad lo que deseo es hacer una reflexión sobre cómo nos necesitamos todos. Sentirse querida me hace ver las cosas de manera diferente. Mi corazon está lleno de esperanza y yo estoy deseosa de compartir.
Y a ti ¿te apetece compartir conmigo?