martes, 23 de septiembre de 2008

El formateo

[por Gaviero]

En cuanto le vi me llamó la atención; estaba sentado en un banco del parque, tendría unos setenta años y su rostro reflejaba una gran tensión interior, se retorcía las manos frenéticamente y todo en él irradiaba un cierto nerviosismo. Preocupado, pensé que debía de ocurrirle algo, tal vez se sintiera enfermo, así que me dirigí hacia donde se encontraba.

Al verme llegar alzó la cabeza y me miró iniciando una leve sonrisa, ¿sí? Me preguntó, ¿desea algo?. Yo note que de pronto se había relajado, ya no se le notaba preocupado, al contrario, esbozó una sonrisa abierta y me dijo: ¡Ah, pensaba usted que me pasaba algo!, se echo a reír ya abiertamente y, señalándome el banco, me dijo, “siéntese, siéntese por favor, ya veo, mi aspecto le ha confundido”. Sin saber muy bien que hacer, balbucee un “usted perdone, es que…”. No joven, no tiene que disculparse, al revés le agradezco su interés, me dijo, “si tiene tiempo enseguida le explico lo ocurrido”.

Me acomodé a su lado y en pocas palabras me aclaró la situación. No le pasaba nada, simplemente “estaba reorganizando su cabeza”, según sus propias palabras. Era algo que hacía regularmente; debido a su larga vida, iba acumulando recuerdos, sueños, fantasías, un bagaje de ideas y pensamientos que, me dijo, le iban ocupando demasiado espacio en su mente. Por ello, cada cierto tiempo la reordenaba, comprimiendo y archivando lo que apenas utilizaba ya, ordenando perfectamente en su memoria los afectos, pensamientos y recuerdos varios que usaba habitualmente y, por supuesto, desechando y eliminando todo aquello otro que solamente le ocupaba espacio y carecía ya de cualquier valor, bien por ser recuerdos de personas que habían desaparecido de su vida, sin posibilidad alguna de volver a reencontrar o, como él señalaba, por pertenece a antiguas y fallidas relaciones que no se merecían permanecer en su recuerdo, ya que le ignoraban y había a su vez borrado de su corazón y únicamente le proporcionaban dolor.

Para que mejor lo entendiera, y en atención a mi juventud, terminó su exposición diciéndome que era como los chismes modernos esos, los computadores u ordenadores, que necesitaban para su buen funcionamiento ser borrados y formateados cada cierto tiempo.

Nada más despedirnos, empecé a pensar en la cantidad de cosas que sobraban en mi mente y, sin perder un solo instante, me formatee.

8 comentarios:

  1. Me ocurre no con frecuencia, pero creo que fue a mediados de agosto pasado la última vez que sentí que había llegado el momento de defragmentar mi cerebro. De verdad precisaba un reajuste urgente. Mucha gente no entiende la importancia que ese ajuste tiene para el equilibrio físico, emocional, psíquico de una persona...
    El caso es que yo anuncié que me ausentaba para defragmentarme, que no se preocuparan por mí, y un amigo informático me respondió que no habría problema mientras no me formateara. Entonces comprendí la diferencia: defragmentando pongo las cosas en su lugar, junto, sumo, ordeno... Formateándome corro el riesgo de no ser ya la que era. Uno se queda como más vacío, tiene que ir rellenando huecos, creando enlaces, asociando...
    Resumiendo, que comprendo perfectamente a tu hombre del parque, pero tú ten presente también la diferencia, Gaviero. Supón que te sometes a un formateo y cuando consigues volver por el Café te preguntas a ver quienes somos estás que te manifestamos nuestra admiración por tus cartas y te mandamos besos a diestro y siniestro

    ResponderEliminar
  2. Hmmm... yo no puedo formatearme, pero lo más grave (o no, no sé), es que tampoco quiero formatearme :)
    Quiero conservarlo todo en mi cabeza, durante todo el tiempo que me sea posible... lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor. Me gustan mis recuerdos, aunque algunos de ellos sean dolorosos. Pero ellos forman parte de lo que soy. Si es cierto que el tiempo realmente es sólo un instante y todo ocurre aquí y ahora, soy la de ayer, la de hoy y la de mañana en este preciso momento, ¿para qué borrar una parte de mí?
    Pienso que una buena razón para formatearse, es cuando el "pasado" no te deja vivir el "presente" y te incapacita para el "futuro", pero si eres capaz de viajar al "pasado" sin que ello dañe tu "presente" y te ampute el mañana, ¿por qué no viajar al "pasado"?
    Como dice, muy sabiamente Wara, es una especie de desfragmentación.
    También entiendo, que hay personas que para conseguir seguir viviendo, tienen que formatearse, no queda otra salida cuando el programa está tan dañado que no encuentran la manera de acomodar cada bit de información donde debe estar.

    Es una gran carta, sobre todo por una cosa que yo aprecio mucho en todo lo que leo, y tus cartas creo que siempre la han tenido: la virtud de hacer pensar y reflexionar, a través de las palabras de otro, sobre nuestra propia vida.

    Un beso, Gaviero.

    ResponderEliminar
  3. Wara hay veces en que la memoría llega a llenarse y,entre tal cantidad de recuerdos no queda prácticamente espacio para que siga funcionando y por eso, hay que reorganizar un poco. Vamos, eso decía el del relato. Yo por mi parte, siempre reconoceré a todas las personas que significan algo en mi vida. Wara, siempre te reconoceré. Un besazo enorme.

    ResponderEliminar
  4. Te diré un secreto Mil (que no nos oigan) yo personalmente nunca he borrado nada, ni pienso hacerlo. Si veo va qedando poco sitio en mi cabeza prefiero hacer algo de obras y tirar algún tabique para ampliar, y recolocar cosas y pensamientos.

    Mil besos

    ResponderEliminar
  5. Troba, en este café se han conseguido cosas más difíciles, y en el mundo de los sueños mucho más.

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Te guardo el secreto, Gaviero ;)

    ResponderEliminar
  7. Gaviero, que genial es tu carta.
    Por suerte o por descgracia no somos ordenadores, por lo tanto es imposible realizar un reste, en alguna ocasión, yo particularmente lo hubiese hecho.
    Pero creo que es mejor cuando se está agotado, cerrar los ojos e imginar que te reinventas.
    Un abrazo Gaviero

    ResponderEliminar