jueves, 12 de junio de 2008

Carta XV

[Por 1452]

Carta XV

Es sencillo quererte. Tienes dos cosas de cada tres que necesito, y posees cinco de cada cuatro que deseo. Sólo tenía una opción: enamorarme de ti.
Sí, realmente es sencillo quererte.

Comprendo todas y cada una de tus emociones, y bebo cada uno de tus cambiantes estados de ánimo, como si fueran el elixir que anula los míos. Porque cuando tú necesitas que mi mano sea firme, la luna no tiene fuerza en mí, al menos, no más de la que tienen tus ojos perdidos intentando hallar respuestas.
Puedo ofrecértelo todo, pero no respuestas, al menos, no las que tú necesitas, porque ésas, sólo las puede conseguir uno mismo. Yo como mucho, puedo convertirme en pregunta para ti.

Entiendo también, que tú seas incapaz de seguir mi ritmo a través de las fluctuaciones de mi carácter inconstante, y de mis sentimientos encontrados. Quizás no hayas sido concebido para atenuar mis pasiones, quizás, yo fui hecha para atenuar las tuyas.

Sé que siempre tomas en cuenta, todas y cada una de mis palabras, aun cuando éstas son simples escapes a mi conciencia en lucha. Lo siento. Ninguna de ellas se hizo para ti, créeme, son tan solo diálogos, de mi yo con mi Yo.

Pero dejemos lo complicado a un lado, y deleitémonos en lo sencillo.
Lo sencillo es quererte.

No es sencillo por tus virtudes, que son tantas… decidido, firme, independiente, luchador, divertido, generoso, y tantas, y tantas otras. No, es sencillo quererte por tus defectos… tu soledad, tu orgullo, tu inconstancia, tus miedos, tu incapacidad para el compromiso, y algunos otros.
Sí, te quiero por tus defectos, no por tus virtudes. Éstas, son las cosas que cualquiera podría amar en ti, yo amo el lugar donde se encierran tus defectos, y la parte donde te duelen las heridas.
¿Qué otra forma existe de amar, que no sea el deseo de besar las cicatrices de la vida para sanarlas, y acariciar las heridas de los días, que muchas veces se inflige uno mismo, para cambiarlas por una sonrisa?

La mejor parte de ti, no reside en lo que todos admiran y dejas ver, la mejor parte de ti, es la que intentas guardar, para que la luz no le llegue.
Yo he visto esa parte de ti, tengo facilidad para ver en la oscuridad, por eso nunca olvides, que tu mejor parte, es la que otra persona ama en ti porque es tuya, sin más. Sin juicios, ni reproches, ni moral. Sólo porque es tuya.

Entre tantos espejos, sé que te resulta complicado, saber cuando te hablo yo, realmente yo, la real, la de verdad, y no ninguno de mis reflejos. Pero espero que cuando recibas mi carta, sepas discernir, cuál de todas soy.

Espero que te sea tan sencillo saberlo, como sencillo es para mí quererte.

3 comentarios:

  1. Mil, qué sencillo y difícil es querer y dejarse querer. ¡Cuántos espejismos para confundirnos! Tantísimas capas tras las que escudarnos antes de llegar a la verdadera, y entonces amar de verdad, de verdad.
    Un abrazo,
    Wara

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  2. Cuantas cartas!!!!, Mil, me ha gustado, como de costumbre llenas el papel de sentimientos y hondura, me quedaré con un trocito para no comerme toda la tarta, cuando dices "es sencillo quererte por tus defectos… tu soledad, tu orgullo, tu inconstancia, tus miedos ...", y sí, es así, creo que nadie ("nadie" es una exageración) ama la perfección en los otros, todos ("todo" es una exageración) buscamos en los demás algunas imperfecciones, para completarlas y también como punto de contraste con las virtudes del otro. Que rollo tener al lado un miembro o una "miembra" perfecto o perfecta ¿no?. Yo tengo dos hijas, y a una de ellas la quiero por muchas cosas, pero en particular, por sus inseguridades (solo perceptibles para quienes la conocemos bien), que la convierten en una niña muy tierna (también solo para quienes la conocemos bien).

    Besos Mil, hay tanto que comentar en tu carta que se lo dejo a los demás!!!!

    Iván

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  3. Wara, la verdad es que de algo que debería ser sencillo, hacemos muchas veces lo más complicado. En fin, simples humanos que somos :)

    Iván, ¡qué razón tienes! Lo más interesante de los demás, suele residir en eso que llamamos defectos.

    Un abrazo a ambos.

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