martes, 3 de junio de 2008

3 de Junio

[por Wara]
Mi queridísimo Anxó,

¿Cuántos días y noches habremos velado tu sueño? Acaso no recuerdas que cuando eras un niño preferías dormir a comer... que cuando eras un niño te gustaba fingir que dormías para despertar sonriendo, feliz, al recibir un primer beso del día. Cuando eras un niño adornábamos con velas la tarta de nata, y cada mes de junio celebrábamos tu cumpleaños y para agosto el de tu hermano. Catorce, dieciocho, veinte, veintisiete… Hoy, si no hablamos, si no lo pensamos, si una suerte de demencia nos borra la memoria o nos arranca los recuerdos, tal vez nadie se dé cuenta de que es 3 de Junio y acaso pase el día sin hacernos más daño que los restantes del año… Pero yo quiero hablarte, ¡despierta! Necesito tu abrazo, grande y espontáneo como el del día de Reyes, que ya nunca puedo olvidarlo.

Cuando eras un niño, curioso y directo, solías preguntar por mi edad. Yo te respondía una tontería y tú sonreías; sabiendo que no era cierto, aun así me creías -me querías, habrías dado tu vida a cambio de la mía-. Yo te retaba a alcanzarme y pasarme sabiéndolo imposible, pero si el destino o la vida o los dioses que existan hubieran obrado con justicia deteniéndose a mi lado, deberías haberlo conseguido. Y cuando el no-tiempo viniera de vuelta y nos encontráramos tú yo frente a frente, ¡lo que me reiría al ver tu expresión asombrada, tu sonrisa enmarcada por arrugas y canas!

Pero nunca se trata de la edad, mi amor, ni de las horas que se han ido, sino de cómo inviertes el tiempo que pasas con aquellos a quien amas. Por eso evito ser cruel recordándoles la ocasión perdida cada vez que insistían con aquel rutinario no fumes, come bien, regresa a casa, ¡mira qué ropa te has puesto!, cuelga el teléfono, aféitate, ¡despierta de una vez…! Cual si fueras un niño que jamás hubiera de crecer cuando en realidad ya la vida había moldeado en ti al hombre generoso y el amigo fiel; el hijo, el hermano, nieto y sobrino; un hombre enamorado. Nuestro niño robado. En ese tiempo perdido, tú y yo nos reímos, abrazamos, jugamos, nos quisimos. Ellos se dan cuenta ahora de la inutilidad de los consejos una y otra vez repetidos, necesarios, oportunos, sí, pero ya sin sentido, envidiosos de una vuelta atrás inapelable: la oportunidad de disfrutar otra vez de tu vida en una casa sombría, donde el silencio crece, donde aumenta día a día… Y yo, yo quisiera tenerte para perderme en tu risa, para fundirme en tus brazos, para ver películas terribles y escuchar aquella música imposible, para hablar de amores y olvido, del pasado ya ido y del futuro que os deseé propicio, de chicas y chicas y sueños compartidos; para obligarte en tu promesa de cuidarme cuando yo fuera viejita.

Cada mañana te saludo no más despertar mientras, una y otra vez, me propongo dejarte marchar… ¿Duermes? ¿Por qué sigues durmiendo ignorando que te has ido? ¿Por qué no me respondes y, sin embargo, mi amor, sonríes? Sonríes, sí, para siempre y para siempre dormido, porque cuando se asomó a tus ojos, altanera en tu sueño, para posar un dedo en tus labios y llevarte en silencio, sin duda adoptó la Muerte su apariencia más bella.

Gracias por quererme tanto,
pese a mis defectos, que nunca miraste.
3 de Junio de 2008

9 comentarios:

  1. Querida Wara, ¡qué bonita carta!, ¡qué sinceras palabras!, ¡qué personaje tan cercano y real has dibujado!. Es imposible dejarse llevar por los sentimientos que transmites. Anxó se convierte ahora en otra persona real para nosotros y, lejos de distanciarnos, prefiero sentir que hoy es un día de cumpleaños que nos hace aproximarnos a tí y a él. Lejos del dolor de una ausencia, quisiera hacerte sentir el calor de unos amigos que te quieren mucho en este pequeño Café de Madison. Es una historia preciosa, llena de amor, de cariño, llena de valentía y orgullo por unos sentimientos humanos de gran envergadura, como corresponden al gran corazón que tienes, Wara.

    Me sienta enormemente bien leerte. Me gustan todas tus postales narradas. Pessoa ha de sentirse igual de bien cuando vea lo mucho que has aprendido de su estilo y de sus obras.

    Un beso, guapísima,
    Maverick
    ...

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  2. Gracias, Maverick, no tengo forma de expresar cuánto aprecio lo que me dices y cómo lo dices.
    Un abrazo para ti también.
    Wara

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  3. Wara, toda palabra que diga se me va a quedar corta, para expresar lo que he sentido mientras leía tu carta... tenía el corazón en un puño conforme avanzaba, porque duele (al intuir el final), pero a la vez es tan hermosa, que transmite de manera especial todo ese afecto volcado en ella.

    Un abrazo.

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  4. No podía irme de este café, donde me he colado, sin enviarte un beso mientras me seco las lágrimas. Es precioso Wara. Gracias.

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  5. Mil, Edda, muchas gracias a las dos; y Edda, no sientas que te has colado aquí, que me gusta verte como a un miembro más de mi pequeña familia, de verdad.
    Un abrazo a ambas.
    Wara

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  6. Hago mio el comentario de Mil, una carta llena de amor, de emociones, de dolor tal vez, pero al leerla se sienten todos los sentimientos que expresas como propios. Un placer, una delicia, que es obligatorio agradecerte. Gracias.

    Abrazos

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  7. Muchísimas gracias, Gaviero. Tiene razón Maverick cuando habla de los amigos que me aprecian en este pequeño café. Yo os aprecio a todos igualmente y aunque a veces las palabras de agradecimiento suenen repetitivas, me salen de muy adentro.
    Un abrazo.

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  8. Qué decirte Wara?
    simplemente que sientas mi abrazo y el ofrecimiento de mi amistad.

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  9. Gracias, Madison, te aseguro que he llegado a sentir muy cerca vuestros abrazos, la compañía, el apoyo, y lo agradezco de forma infinita.
    Wara

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