lunes, 30 de junio de 2008

Vivencias

[por Sarah]

Al principio no quise saber nada de ti, te acuerdas?

Te miraba pasar a mi lado y ni siquiera te veía. Estaba ocupada viendo otras personas, otros paisajes, otras vidas. Ni siquiera sabía si habías estado o no.

No sé qué ocurrió, ni cuándo. Pero un día me encontré preguntándome quién eras. Luego, tal vez días, tal vez semanas más tarde, te hablé. Lo reconozco, como quien hace un favor. No me siento orgullosa, pero no voy a mentirte, eso sabes que no. Y tú, con tu encanto habitual me contestaste.

Así seguimos durante un tiempo. Hasta que un día tuviste que ausentarte durante una temporada. Imagina mi sorpresa cuando me di cuenta de que echaba de menos tu presencia, miraba nerviosa a mi alrededor para saber si habías vuelto. Y si, para ver si todavía me seguías hablando.

Volviste y mi mirada no era la misma. Demasiado tarde me dí cuenta de que te habías colado en mi vida y que ahora había un hueco en ella que era tuyo por derecho propio.

Y poco a poco, sin saber cómo, has conseguido que te espere, que te eche de menos, que te busque, que quiera que me cojas de la mano y me lleves a dar un paseo. Incluso que lo confiese.

Gracias.

El engaño o engañarse.

[por Madison]

Tras nuestra breve conversación he pensado que estaría bien por mi parte aclararte algo.
Dices que me engaño a mi misma y que esa no es buena  manera de vivir la realidad
Y me pregunto...acaso no vivimos todos en el autoengaño? yo creo que sí.
Autoengañarse es necesario, creo que si no fuera por eso la vida se convertiría en algo inaguantable a más de uno en algunos momentos  nos llevaría al borde del abismo.
Que no se cambia lo sé, que cada uno es como es, y, ahí precisamente radica el encanto de la vida . Umm...La vida... es algo que no tiene explicación por eso me gusta.
Y en ese trayecto que es el transcurrir de mi vida, intento conocerme un poco más cada día, quiero saber de lo que soy capaz, qué es lo que puedo dar y a hasta dónde llegar

viernes, 27 de junio de 2008

100

[por Madison]

Queridos y queridas hemos llegado al cien y como tengo afán de protagonismo he corrido a escribir.
Gracias por estar ahí, os veo, os siento, me gustais.
Seguro que al doscientos llegamos en un plis.
Ahhh ya sabeis que es viernes, y por lo tanto os escribo vestida con mis mejores ropas y a la par de una música que hace soñar.
Sed buenos.
buen fin de semana a todos

Ensoñación

[por Gaviero]

Querida loca:

¿Así que eras tu? La otra tarde, te estuve observando sin que te percataras de ello; se te veía absorta sobre el papel, refugiada en la mesa casi escondida del rincón del café, estaba claro que te costaba hilar las palabras, construir las frases. Y ahora, al leer tu carta, soy yo quien sonríe, me pasa como a ti, me produce una felicidad enorme recibir carta y ésta tuya no puede quedar sin contestación.

Tu invitación a abrirte mis sueños, mi vida, todo aquello que tenga algún significado para mi, está aceptada, por supuesto, así que dejate llevar por la ensoñación del lugar y ambiente que propones.

Imagina la azotea de una vieja casa, casi una mansión; se encuentra en un cierto estado de deterioro, pero sigue conservando el porte majestuoso del siglo XIX. Sus dos plantas con porche porticado se alzan en el centro de un cuidado jardín, algo decadente en su pérgola trasera, pero coloreado por jazmines y glicinas. Está empezando a anochecer y las flores esparcen su aroma que llega hasta nosotros, sentados en la terraza superior.

En este espacio hay velas, también olorosas, por todos los lados, las hay sobre las repisas de las barandillas de la azotea, en mesas de madera adosadas al muro de la casa, en n viejo velador desvencijado y esparcidas por el suelo mismo. Estamos sentados en dos aparatosos sillones de mimbre, y bebemos sendos vasos, de un cristal no demasiado fino, de te helado. A nuestros oídos llegaba una música extraña, era un piano que tocaba una mujer en la terraza de la casa contigua a la nuestra, tardamos unos instantes en reconocer la melodía pero enseguida supimos que se trataba de "Rhapsody in blue" de Gershwin, interpretada a ritmo del más puro jazz.

La sensación de irrealidad, de estar fuera del mundo, se acrecentó al levantarnos y acercarnos a contemplar la vista del exterior. Bajo el rojizo resplandor del sol en retirada, nos quedamos atónitos al divisar la magnífica inmensidad del océano.

Estábamos en La Habana, en el barrio del Vedado, por lo que te propuse bajar paseando hasta el Malecón para disfrutar de la noche. Dejaremos unos puntos suspensivos para, si deseamos, continuar soñando.
Un abrazo
Ocupante de tus sueños




Los Monederos Falsos.-André Gidé

[por Madison]

Muy señor mío:
Acabo de darme cuenta, a raiz de cierto descubrimiento que fortuitamente he realizado esta tarde, que debo dejar de considerarle a usted como padre, lo que constituye para mí un alivio inmenso. Debido al escaso cariño que sentía por usted, he creído largo tiempo que era un hijo desnaturalizado; me satisface saber que no soy hijo suyo en absoluto. Quizá considere usted que le debo gratitud por haberme tratado como a otro cualquiera de los que realmente lo son; pero, en primer lugar, siempre me he dado cuenta de la diferencia del afecto que sentís usted por ellos, y, además, le conozco demasiado bien para no saber que todo lo que haya podido hacer en este punto ha sido por miedo al escándolo, para ocultar una situación que no le honraba precisamente y, en fin, porque no cabía otra cosa. prefiero marcharme sin ver a mi madre por temor de que, al espedirme de ella para siempre, me enterneciese, y también para evitarle que se sienta en una posisción molesta ante mí. Tengo mis dudas acerca de la sinceridad de su afecto; como me he pasado la vida en un internado, apenas ha tenido tiempo de conocerme; y como el verme le recordaba un episodio de su vida que habría deseado borrar, supongo que acogerá mi partida como un desahogo y una satisfacción. Dígale, si tiene valor para ello, que no le reprocho que haya hecho de mí un bastardo; que por el contrario, lo prefiero a creerme engendrado por usted. ( Y dispense que le escriba en tales términos, porque no tengo la menor intención de insultarle; pero esto que le permitirá despreciarme, lo que le aliviará a usted).
Si desea que silencie las secretas razones que me han obligado a abandonar su hogar, le ruego que no trate demanera alguna de hacerme volver a él. La decisión que he tomado de marcharme es irrevocable. Ignoro lo que mi manuntención hasta hoy haya podido costarle a usted; podía aceptar vivir a costa suya mientras desconocía la situación; pero, ni que decir tiene, no quiero un céntimo de usted de aquí en adelante. la idea de que pueda debrle a usted algo me resulta intolerable, y si tuviera que empezar de nuevo, creo que antes moriría de hambre que sentarme a su mesa. Por fortuna, me parece recordar haber oido que, cuando se casaron, mi madre era más rica que usted. Puedo, en consecuencia, pensar que he vivido a cargo de ella. Le doy las gracias, la relevo de todo lo demás y le ruego que se olvide de mí. Ya encontarán ustedes una explicación, para justificar mi partida ante aquellos a quien pueda sorprenderles. Les autorizo a que me achen a mí la culpa ( aunque demasiado sé que no expresarán esta autorización para echármela)
Firmo con el ridículo apellido de usted, que desearía poder devolver, y que estoy impaciente por deshonrar.
BERNARD PROFITENDIEU

jueves, 26 de junio de 2008

Palabras, Frases...

[por Madison]
Cómo estás?
He estado unos días sin escribir pero si quieres que te diga la verdad lo echaba de menos.
Descansar un rato en este pequeño rincón se ha ido convirtiendo poco a poco en algo íntimo y personal, me gusta imaginar que mientras lees estas letras tu cara dibuja una sonrisa o puede que un gesto de sorpresa, incluso una mueca de desagrado. Da igual, no importa, el caso es que me leas y que esperes con impaciencia mi carta. En mi rostro siempre se dibuja una sonrisa cuando leo el aviso de que tengo una carta y al leer el remite inmediatamente le pongo imagen .
Pero el caso es que hoy estas letras que viajan por mi mente, a la hora de plasmarlas sobre el papel les ha dado por andar a su antojo, se han vuelto caprichosas y soy incapaz de dominarlas.
Intento que sean discretas, que guarden las posturas, pero ellas no acatan mis ordenes y actuan a sus anchas.
Se tornan descaradas y atrevidas, me enfado pero no obedecen así que opto por dejar la escritura para mañana. Aunque si lo deseas puedes ayudarme.
Anímate y acepta mi invitación , hazme párticipe de lo que hay en ti.
Dime qué te sugiere un lugar cálido con muchas velas arómaticas, buena música... venga cuéntamelo... si?
Ninguna carta nos deja indiferentes porque todas ellas llevan algo de nosotros; por eso cuando las recibimos siempre nos sentimos algo especiales.
¿Piensas que estoy un poco loca al hacer esta propuesta?
Un abrazo y gracias por leerme

martes, 24 de junio de 2008

Java

[por Wara]

Java:

¡No quiero que me escribas más ni tampoco llames! ¿Acaso no te quedó claro la última vez que hablamos? Porque no pretenderás convencerme ahora con eso de que no te sientes bien, que me echas de menos, que no sabes vivir sin mi. ¡No seas niño! Si ves que te sobra demasiado tiempo y no sabes qué hacer ni encuentras entretenimiento con tus amigos, vuelvo a sugerirte que te dediques en cuerpo y alma a buscar un trabajo, el que sea. ¡Deja ya de vivir a expensas de los demás! Verás que enriquecedora es la experiencia de no depender de los mimos de mamá o la intransigencia de papá.

Disculpa mis modales, que no te pregunté por la salud de tu madre. ¿Al final habéis encontrado quien se ocupe de ella? No dudes que la aprecio de verdad, pero lo que no comparto es la forma en que ella cree que debe protegerte, el modo en que se ha pasado tu vida engañándose a sí misma, negándose la realidad de tu carácter, de tu modo de vida. Creo que nunca le caí bien precisamente porque intuyó en mí que nunca podría sentir por ti lo mismo… que yo nunca te justificaría, que no explicaría tus arrebatos, la locura que sin motivo se adueña de tus días. No tengo que explicarlo, lo sabes, ¿verdad? Puedo perder la razón por amor, pero mi locura y la tuya jamás serán la misma. No busques más fantasmas; la sociedad no se confabula para acabar contigo ni yo te engañé jamás con ningún amigo.

Fui una tonta, Java. ¡Cuántas pistas ibas dejando por el camino y yo te seguía, ciega a tu desequilibrio! Ni siquiera me di cuenta cuando exigiste que sacara del coche la música de Mozart y Carmina para que aceptaras viajar conmigo. Un capricho, me dije, un capricho que bien puedo cumplirle… pero que no hice. Te enfadaste, discutimos, lloré, no salimos. Te reías de mí porque me gustaba leer poesía; te burlabas considerando mis aficiones demasiado cultas para compartirlas contigo. Pero es que no sabes… si no hubiera leído a Yourcenar, por ejemplo, nunca esperaría que tú fueras el hombre que aguardaba en mi vida. Habrías pasado de largo sin hacerme tanto daño; nunca me hubiera considerado lo bastante fuerte como para pensar en ponerte a salvo de ti mismo.

¿Sabes? No recuerdo haberme sentido tan segura junto a nadie como cuando tú me cogías de la mano y me guiabas… al principio. Pero un día tropecé, caí… era de noche y tú me reñiste. Torpe, estúpida, ¿no ves el camino? No, sabes que no lo veía… Y mira, a fuerza de tanto pedírmelo, fue cómo un día cerré nuestro libro de poesía y te lo entregué a tu gusto, sin palabras ni sentimentalismo; vacío.

No me llames, por favor. Busca cómo llenar tu tiempo, cómo seguir tu vida. No tienes que devolverme nada, los regalos son regalos. Lo que te llevaste sin permiso, mi amor propio, mi autoestima, que con exitoso empeño rebajaste, lo recuperaré yo misma.

miércoles, 18 de junio de 2008

Tierra

[por Gaviero]
Mi siempre anhelada tierra:

No sabes las fuerzas que ha desatado tu carta en este humilde, solitario y pobre navegante. Una sacudida nacida en el fondo de mi alma ha hecho temblar mi viejo y arrugado corazón.

Nunca pensé que mis gritos llamándote, mis sueños invocándote, mis pasiones y deseos por llegar a poder acariciarte, por dejarme hundir entre tus brazos..., tuvieran un día respuesta alguna. Y no ha sido simplemente una contestación a mis desvelos por reencontrarte sino, presentarte ante mi desnuda toda, sin recato ninguno, sin miedos, verazmente, devolviendo la vida a este naufrago muerto, a esta cepa arrugada, con el rostro curtido por vientos, por tormentas, por tifones.

Se contarán por cientos, por miles, por millones, las veces que he implorado refugiarme en tu cuerpo, con caricias suaves en tu piel gaditana, contemplando en silencio el ocaso del día, viendo hundirse en las aguas, por mi tan conocidas, el astro que da vida. Igualmente he soñado besarte las arenas de tu cuerpo bronceado, al volver del Levante, del seno mediterráneo. Llegaba aún aturdido por los dulces aromas de especias del Oriente, olor a cardamomo, a jengibre, a cúrcuma y cilantro; y en aquellos momentos, pleno de sensaciones, clamaba por ti, tierra, mis gritos aturdían, pero tu me ignorabas.

También he conocido tus lados más violentos, tu pasión desbordada, tus enfados, tu ira. Te he visto abrir la boca, como fauces salvajes, en la Praia de Augas Santas, cuando al bajar la marea dejabas entrever lo más íntimo de ti, pero siempre cerrando el mundo interior que apenas me dejabas vislumbrar. Por ello, de vuelta al mar, bordeando tu figura envuelta en brumas, hasta llegar, en Cariño a verte en toda tu pasión, desde lo alto del cabo me miraste con desdén, alzabas tu Ortigal con soberbia casi, ignorando al navegante. Y tu actitud se mantuvo, más bien creció, con la salvedad de Corme, donde posaste los ojos en mi; sería por las vidas allí dadas por los percebeiros, o por el baile de los delfines, o tal vez por tus acantilados donde crece “o perexil de mar, a herba de namorar”. No lo sé, pero me miraste, te despojaste de la bruma gris que rodeaba tu cuerpo y el sol surgió para abrazarte. Ante esa dulce visión, me atreví a abandonar el navío y caer en tus brazos, bajo el viejo faro. Permanecimos callados, sin hablar, casi sin respirar, pero sabiendo que nos encontrábamos al fin. Y mis ojos te hablaron de mi amor, de mi deseo, de las frías y solitarias noches soñándote; creo que te ame desde siempre. Y ya juntos, me llevaste a uno de tus más íntimos y mágicos rincones de tu ser, y dándote toda a mi, contemplamos con los ojos de miles de años el fin de la tierra, la inmensidad del mundo en que me muevo, la mágica fisterra.

Y desde entonces, al hundirme en tu cuerpo, fuimos uno, y seremos siempre uno, aunque la distancia separe los mundos, allí, en mi gavia, y tu esperando recibirme, permaneceremos unidos y, ni la muerte, esa nos unirá más, podrá separarnos.

Te soñare siempre

Gaviero de sueños

martes, 17 de junio de 2008

A Bryan

[por Madison]

Querido Bryan

Esta mañana he recibido tu carta, pero no he querido leerla hasta hace unos instantes. En cuanto el cartero depositó el sobre entre mis manos, tuve la certeza que lo que contenía era importante, así que opté por leerla en un marco incomparable.
Al atardecer he bajado a la playa. Estoy en aquel rincón magnífico. Leo tu carta. Voy descalza y mientras leo, mis pies juegan y acarician la arena fina, blanca y cálida.

Nunca te he explicado la sensación que me producen estos paseos solitarios por la playa. Es algo que siento cada día cuando, bajo el atardecer, me quito la ropa y me adentro en el mar. Lo hago de forma lenta. Me encanta sentir la arena mojada. Mis pies se hunden en ella en una maravillosa fusión.

Hoy me siento más eufórica de lo normal. La luz es distinta a la de otros días. Y mientras transcurren los minutos voy pensando en nosotros y creo que quizás ámbos nos estamos convirtiendo un poco uno en el otro.

Hoy siento que el mar posee una fuerza provocadora. Creo que me mira y desea cubrirme y absorberme con todo su calor. Siento que me ilumina con toda su luz.

Necesito tomar mi baño diario, pero hoy será diferente, estará más completo de sensaciones, miradas, sonrisas, amistad...

Bailo entre las olas, y dejo libres mis pensamientos.
Como puedes observar, querido Bryan, las letras que hoy han surgido son un tanto caprichosas. Aún así espero que te gusten.
Me parece genial tu novela y el final que le des será el acertado.
Espero impaciente ese viaje a Londres.
Un abrazo enorme

Nina

Nina y Bryan

[por Maverick]

Querida Nina,

Me he levantado temprano, apenas amanecido el día. Ha estado lloviendo esta noche pero el cielo tiene ahora esos colores mágicos mezcla de grises y rojos y anaranjados, anunciadores de que el día traerá sol a partir de unas horas. He desayunado lo de costumbre. Ya me conoces un poco y sabes que me gustan las costumbres. Un café con leche y miel, un trozo de bizcocho y un zumo de naranja. Me he puesto una ropa ligera y deportiva, un chandal y unas zapatillas y me he venido hasta la playa. Está más frío de lo que pensaba, pero no importa, el frío fortalece nuestro carácter del Norte. Paseo por la arena mojada mientras miro las olas que hoy vienen suavemente hacia mí, las olas de esa mar de la que te hablo siempre como si fuese una mujer. Una mujer dulce a veces y furiosa otras, pero siempre preciosa y llena de vitalidad. Las luces del amanecer están volcando los colores del cielo hacia colores más rojos, rosas, azules, violetas y anaranjados y los primeros blancos comienzan a verse por encima de algunas nubes mientras que por debajo aún persisten algunos grises. En unos minutos aparecerán los primeros amarillos que se empezarán a reflejar en las aguas de esta inmensa, tranquila y bellísima mar, con algunas estrellas brillantes en infinitos lugares.

Las estrellas del mar, como las del cielo, como las de aquella noche que nos envolvió hace dos semanas. Camino, te recuerdo y me siento envuelto por tí. Los dos a cubierto del manto de una noche estrellada. Abrazados en un claro del bosque. Besándonos con pasión. Explorando nuestros cuerpos con dulzura, con calor, con ansía, en el silencio de la noche. El aroma de la hierba fresca y de las hayas se mezclaba con el aroma de tu pelo y de tu piel. Siento aún el sabor salado de tu cuerpo en mi labios y no puedo evitar la excitación al recordar nuestra entrega, nuestra libertad, nuestro deseo y el estremecimiento que envolvía nuestros cuerpos mientras seguíamos besándonos, acariciándonos y permaneciendo unidos como si quisiesemos que nada ni nadie nos separase jamás. Camino y amanece. El cielo se abre como se abre nuestro deseo cuando estamos cerca el uno del otro, despacio, lentamente, subiendo nuestra fiebre y nuestro calor, inexorablemente rendidos a un poder que va más allá de nuestra voluntad. Entonces comprendo que, en aquel bosque, en aquella habitación de hotel revuelta, en nuestra playa o en tantos otros lugares, es donde tú y yo vamos escribiendo nuestra propia novela cada vez que nos encontramos. Quizás la más preciosa obra que, en realidad, seremos capaces de escribir.

Regreso a casa y me siento de nuevo a escribir. Por fin, creo que he encontrado un final para la novela. Si quieres podemos reunirnos entonces en Londres este fin de semana. Llamaré a Melissa y a Harry y nos reuniremos con ellos para entregarles el primer borrador. Estoy deseando leer la tuya, pero, debo ser honesto y decirte que aún deseo más conocer tu opinión sobre mi novela. Lo sé, puedes reírte, ya siento tu risa y sabes cuánto me provoca verte reír. Presiento que escribiremos juntos un nuevo capítulo para nuestra novela conjunta.

Un beso apasionado,
Bryan

lunes, 16 de junio de 2008

Quería escribirte

[Por Madison]

Sí eso es lo que pensaba hacer nada mas llegar a casa pero el cansancio y la tristeza han ganado la partida.
Hoy ha sido un dia bastante duro. Un dia de exigencias, sin recibir amabilidad a cambio.
Un dia triste, porque ha muerto una persona. Y mientras me dirigía en coche por la carretera que me llevaba al tanatorio mi mente dejaba ir frases, miraba al cielo tan azul y pensaba...ya no lo verás más, miraba el mar y pensaba...ya no te bañarás nunca más, miraba hacia el faro que en alguna ocasión habíamos visitado y me parecía verte allí arriba con tu media sonrisa, incluso he visto un coche mal aparcado y me he reido de oreja a oreja pensando que así es como tú siempre aparcabas, de cualquier forma.
Y también he cerrado los ojos y te he visto muy joven, y yo me he visto adolescente. Y he escuchado una frase que siempre me decías " Hola Hayward!!!". Yo en aquella época no tenia ni la mas remota idea de quien era esa Hayward. Cuando lo supe estuve contenta de que me compararas con una mujer tan guapa, claro que tú no me lo decias por mi belleza sino por la similitud del nombre.
Descansa en paz Quim

domingo, 15 de junio de 2008

Y

[Por Madison]

Y me miras con una sonrisa
Y te miro sonriendo
Y me preguntas ¿cómo te sientes?
Y te respondo...muy bien
Y me dices, quiero tener algo tuyo que recordar cuando estés lejos
Y te contesto, y yo también de ti
Y me sugieres...quiero quedarme con tu sabor
Y te sugiero...y yo con tu olor
Y entonces me tomas de la mano con tu característico gesto diciendo ¿quieres venir?
Y yo me dejo llevar diciendo, sí
Y...
Y...

viernes, 13 de junio de 2008

Carta XVI

[Por 1452]

Carta XVI

Dicen que para todo hay un fin. Quizás sea cierto. Pero bueno, esto no es un adiós, sino un hasta luego.

Entre tanta carta dedicada a los que ya no están, a los que llegan, a los que se van, y a los que andan por mi imaginación sin más, y que me sirven de disparadero para lanzar unas cuantas ideas, todavía no os he escrito una carta a vosotros, que sois mis compañeros de mesa, en este café, donde uno se sienta a leer, a charlar, y como no, a intentar aprender, de lo ajeno y de lo propio. Bien, pues ésta que es mi última carta, al menos durante un espacio de tiempo, más largo del habitual, quiero dedicárosla a vosotros.

La primera es Madison, que es el alma de este local. Ella sueña, y con sus sueños, hace que los demás, soñemos con ella. Nos lleva de la mano a sus días, y los compartimos ávidos por vislumbrar, un poquito de la magia que desprende.

El siguiente es Maverick. Qué decir de Maverick que no digan sus propias palabras. Es un espíritu noble, que intenta en cada frase que escribe y pronuncia, poner algo de luz, para iluminar a quienes la recibimos. Es todo corazón.

Wara… Wara es una persona que consigue trasladarte junto a ella, cuando lees una de sus cartas. Transmite firmeza, fuerza, entusiasmo, inteligencia, y sobre todo, dulzura.

Gaviero, es el caballero desconocido, que le escribe a su dama desconocida, y que sin lugar a dudas, a todos y cada uno de nosotros, nos ha hecho soñar con nuestros desconocidos propios. Es capaz de llevarnos a un mundo mágico, donde un aroma nos traslada a un lugar donde estuvimos mucho tiempo atrás, y además de llevarnos, es capaz de rescatarnos y traernos de vuelta, con el corazón sano y salvo, de los zarpazos que a veces nos da la nostalgia.

Y por último Iván. Iván es quien me dibuja una sonrisa con sus cartas. Tiene el don, nada fácil por otro lado, de escribir de forma divertida, sin perder un ápice de profundidad en lo que dice, y en lo que transmite.

Sé que en esta carta, faltan muchas personas, pero quería dedicársela especialmente, a quienes comparten café conmigo, semana a semana.

Chicos, que os quiero, que me gusta mucho este café que habéis abierto para los que aún nos gusta escribir cartas, y recibirlas. Que os agradezco cada palabra, cada silencio, cada lectura, cada sonrisa, cada abrazo, cada beso, y tantas, y tantas cosas más… y cada café.

De la misma forma que ahora escribo versos en silencio, quiero escribir cartas en silencio.

Un abrazo a todos los carteros, y a todos los que los leen.

Hasta pronto.

Gaviero

Gaviero,

¿Hallaré perdón algún día por todas las veces que me llamaste y no te escuché?
Tantas cosas rondándome no me permitieron prestar a estas siete letras la atención que debiera, y ayer, sin motivo para aparecer en mi sueño, dieron forma a tu nombre y éste se abrió camino en mi mente: Gaviero. Un escalofrío incierto recorrió mi cuerpo, una revelación que sacudió hasta lo más hondo de mis cimientos. Fue así que comprendí que si a alguien has de amar con desesperación y locura, no será a ninguna sino a mí.
Escucha, pues, las palabras que te envío surcando el viento, allende los mares o prendidas de una estrella.
Ruego que mi desatención no cause daño a tu urgencia.

El trabajo del solitario,
la inquietud del que su tiempo pasa a solas.
la impaciencia del que aguarda,
en otros muchos conocí antes de apreciarlo en ti.
Te conozco, nada tuyo hay que yo ignore,
lo que sientes, cuánto piensas, lo que precisas de mí;
cuando hablas a la noche, todo cuánto murmuras a solas,
esos sueños que crees secretos,
esos sueños que niegas despierto.
Cuando el afán de tu mirada reposa
en mi contorno borroso
para guardarlo y grabarlo en los ojos,
y sueñas tus manos alcanzando mis formas,
¿quién explica la desalentada apetencia?
¿quién niega hallar en ella la razón para vivir,
la rebelión contra el abismo, la lucha contra la derrota?
Mi valiente caballero, eres tantos y eres uno,
¡te querré más que a ninguno!

Ayer descubrí tu nombre, su significado mágico, su horizonte. Y supe que desde antiguo espero que seas tú quien regrese para dar expresión distinta a aquel con que se me conoce entre los hombres.

Me llamarás con alegría, con desesperación, con hambre.
Me llorarás, despreciarás incluso, pero jamás podrás olvidarme.
Me buscas en tu delirio, sollozas, te humillas repitiendo mi nombre.
Maldices en mí lo que no encuentras,
la esperanza que precisan otros hombres.
De cruel espejismo me acusas,
me rechazas, te revuelves, enfureces y me ignoras.
¡Cuantas veces, ambos lo sabemos, tuviste valor a negarme!
No lo tomo en cuenta, valiente caballero,
que de soledad y lágrimas están tus horas llenas.

Ayer comprendí tu nombre, desde los más serenos matices hasta el significado terrible y profundo de quien se mataría a sí mismo antes de confinar el mío al abismal silencio de la noche.

Me llamas, la voz quebrada,
los ojos cansados, heridos por buscarme,
tus manos, tiernas y fuertes, dispuestas a envolverme,
respuesta a la firme promesa de mis brazos.
Soy la oración que murmuras,
Soy la esperanza que abrazas,
anhelo descorazonado del náufrago,
canto extraño de sirenas surgido de entre las entrañas.
Soy la niña que te aguarda asomada en la ventana.
Soy tu oración, soy tu canto,
de alegría, de batalla.
Soy lo que más amas y extrañas,
soy frustración de un instante,
soy en lo que vuelcas tu rabia.

Ayer comprendí tu miedo, la desolación, la desesperanza. Ayer conocí la necesidad de atenderte apenas sea reclamada.

Escucha mi voz en la distancia.
No apartes de los míos tus ojos,
ni por un segundo dejes de mirarme.
Déjame ser la certeza de tu sueño enamorado,
la calma que dé alivio a la tormenta;
déjame ser la puerta de tu casa.
Déjame ser el motivo de tu risa
cuando las lágrimas hayan comenzado a secarse.
Déjame recibirte, con honores,
cual un héroe tras la batalla.
Déjame servir a tus huesos como último descanso,
voy abriendo los brazos para cuando me alcances.
Déjame servir de guía,
déjame ser final de tu viaje.
Ninguna sombra oscurece tu mirada,
ninguna imagen la empaña.
Desde lo alto de la gavia, solitario,
quiero ver tus labios esbozar la sonrisa
que otorga libertad a una palabra
que en tu voz deviene en plegaria.
Quiero oír que gritas mi nombre, con ansia
y con descanso.

Tierra.

jueves, 12 de junio de 2008

Mi vestido de cortina

Hace un dia espléndido así que he decidido aprovecharlo, llevo un vestido de verano, lo estreno hoy; me gusta, tiene un estampado muy bonito. Creo que me favorece. En casa he hecho algo inusual en mi... he preguntado ¿te gusta este vestido? ¿me queda bien?
La respuesta no ha sido extraña, en realidad es la que esperaba escuchar, pero como hoy estoy de buen humor y con ganas de cachondeo he querido jugar. En fin me dice: Si me gusta? si te queda bien? ummm bueno, la verdad es que parece una cortina y no se qué decirte sobre si te queda bien, lo cierto es que te veo muy rara y diferente a lo que nos tienes acostumbrados.
Genial!!!!!!!! eso es exactamente lo que yo deseaba escuchar. Me encanta la palabra diferente.

Me he colgado el bolso, me he puesto mis gafas de sol, y nada de llevar a mano un libro como hago siempre no!!! hoy no toca eso. Me he acercado al kiosko y he comprado una revista de cine y otra de viajes. He decidio empezar por la de cine, me apetece ver fotogramas bonitos, escenas soñadoras...y ahí he dado en el clavo. En la páginas centrales me he detenido pués he visto una fotografia( que así como con los olores) y con ella me he visto transportada a aquel lugar que un dia de manera casual ( o no tan casual) hicimos nuestro.
La escena muestra una habitación, en ella se ve a una pareja desnuda, abrazada, la ropa esparcida por todas partes.
Y mientras me fijo con todo lujo de detalles en esas dos personas recuerdo, evoco.
Y voy recreando mi vista por otra escena que quedó anclada en mi corazón, pero esta real. Cierro los ojos y me dejo llevar por mi experiencia. Vuelvo de nuevo a tu abrazo y con él me permito sentir.Tú aceptas y así mudos continuamos explorandonos.
Uy, se ha hecho un poco tarde, debo volver a la ralidad así que cierro la revista y marcho contenta y con mi vestido "cortina".

Carta XV

[Por 1452]

Carta XV

Es sencillo quererte. Tienes dos cosas de cada tres que necesito, y posees cinco de cada cuatro que deseo. Sólo tenía una opción: enamorarme de ti.
Sí, realmente es sencillo quererte.

Comprendo todas y cada una de tus emociones, y bebo cada uno de tus cambiantes estados de ánimo, como si fueran el elixir que anula los míos. Porque cuando tú necesitas que mi mano sea firme, la luna no tiene fuerza en mí, al menos, no más de la que tienen tus ojos perdidos intentando hallar respuestas.
Puedo ofrecértelo todo, pero no respuestas, al menos, no las que tú necesitas, porque ésas, sólo las puede conseguir uno mismo. Yo como mucho, puedo convertirme en pregunta para ti.

Entiendo también, que tú seas incapaz de seguir mi ritmo a través de las fluctuaciones de mi carácter inconstante, y de mis sentimientos encontrados. Quizás no hayas sido concebido para atenuar mis pasiones, quizás, yo fui hecha para atenuar las tuyas.

Sé que siempre tomas en cuenta, todas y cada una de mis palabras, aun cuando éstas son simples escapes a mi conciencia en lucha. Lo siento. Ninguna de ellas se hizo para ti, créeme, son tan solo diálogos, de mi yo con mi Yo.

Pero dejemos lo complicado a un lado, y deleitémonos en lo sencillo.
Lo sencillo es quererte.

No es sencillo por tus virtudes, que son tantas… decidido, firme, independiente, luchador, divertido, generoso, y tantas, y tantas otras. No, es sencillo quererte por tus defectos… tu soledad, tu orgullo, tu inconstancia, tus miedos, tu incapacidad para el compromiso, y algunos otros.
Sí, te quiero por tus defectos, no por tus virtudes. Éstas, son las cosas que cualquiera podría amar en ti, yo amo el lugar donde se encierran tus defectos, y la parte donde te duelen las heridas.
¿Qué otra forma existe de amar, que no sea el deseo de besar las cicatrices de la vida para sanarlas, y acariciar las heridas de los días, que muchas veces se inflige uno mismo, para cambiarlas por una sonrisa?

La mejor parte de ti, no reside en lo que todos admiran y dejas ver, la mejor parte de ti, es la que intentas guardar, para que la luz no le llegue.
Yo he visto esa parte de ti, tengo facilidad para ver en la oscuridad, por eso nunca olvides, que tu mejor parte, es la que otra persona ama en ti porque es tuya, sin más. Sin juicios, ni reproches, ni moral. Sólo porque es tuya.

Entre tantos espejos, sé que te resulta complicado, saber cuando te hablo yo, realmente yo, la real, la de verdad, y no ninguno de mis reflejos. Pero espero que cuando recibas mi carta, sepas discernir, cuál de todas soy.

Espero que te sea tan sencillo saberlo, como sencillo es para mí quererte.

miércoles, 11 de junio de 2008

Tiempo

[Por Madison]

Que tal estais?
hace unos momentos mientras estaba leyendo vuestras cartas mi pensamiento se ha visto asaltado por una duda.
Qué sucedería si nadie leyese lo que escribimos? cierto que un blog es una opción personal, un lugar en el que le das rienda suelta a tu imaginación, de hecho lo normal es que lo tomes como una manera de hablar solo o sola, pero descubro que no es así. Y si no por qué cada dia cuando entro lo primero que hago es mirar cuántas visitas ha tenido la página, o bien miro quien ha escrito y todavía más impotante quien ha respondido?
Y descubro lo agradecida que me siento al ver que unos cuantos dedican un trocito de su preciado tiempo a leer mis palabras, eso hace que mi autoestima se eleve.
El tiempo no tiene precio y es una pena la cantidad de veces que nos excusamos de no tenerlo para evadirnos de una conversación porque pensamos que para nosotros es algo inutil y no nos apetece, pero lo mas seguro es que para la otra parte es impotantísimo lo que nos tiene que decir. Quiero aprender a gestionar mi tiempo de una manera más equitativa. Intentaré regalar parte de mi tiempo cuando alguien lo necesite y espero que aunque sea breve el rato de dedicación éste sea de una calidad impecable.
Hablar con la gente no es perder el tiempo, es conocer, es llevarse alguna sorpresa, a veces genial y otras no tanto. También es útil para nostros mismos puesto que hablar te enseña a conocerse mejor a uno mismo
Bueno y ahora con vuestro permiso me retiro, voy a dedicarme durante un rato a examinarme de un autochequeo de mi tiempo, no sin antes daros las gracias por comprenderme.
Sois importantes

martes, 10 de junio de 2008

Carta XIV

[Por 1452]

Carta XIV

Espero que no hayas pensado que no recibí tu carta, por todo este tiempo en el que se ha demorado mi respuesta, pero quería dejar reposar las emociones, al menos durante unos días.

Comprendo tu miedo. Lo comparto. Sin embargo, aquí estoy. No sé esconderme, ni siquiera de mí misma.
Entiendo tu distanciamiento de mí, es más, cuando retrocedas para intentar anularlo, seré yo quien se distanciará de ti.

Si entonces habló tu miedo, ahora habla mi orgullo.
El deseo se puede acallar, la dignidad, no se debería. Y resta ahora mismo en mi sangre, más dignidad, que todo el deseo que siento por ti.

Si en algún momento pensaste, que yo sería sencilla, te equivocaste. Si en algún momento creí, que tú serías valiente, me equivoqué.

Y no es esto, nada más que un balance de pérdidas y ganancias: he perdido parte de mi ser, y he ganado parte de tu alma.
Has perdido parte de tu alma, y has ganado parte de mi ser.

Te lo dije hace tiempo… no me importaba equivocarme de destino si era contigo. Quería convencerte de que no me equivocaba, y me has convencido de que lo he hecho. Te entregué mi voluntad, y esto es lo que has hecho con ella. Espero que no seas tú el equivocado…. lo espero por los dos.

Fue un placer viajar contigo.

En el próximo viaje, tan sólo siéntate frente a mí y dime algo que nunca me haya dicho nadie. Eso bastará, para que mi voluntad se doblegue de nuevo a ti… por última vez.


P.D. Quizá nuestro único acierto, haya sido el equivocarnos tanto. Piénsalo.

lunes, 9 de junio de 2008

Derrotas y Logros

[por Madison]

A ver...cómo explicar lo que siento de manera sencilla con pocas palabras para que me entiendas?.
De todos modos voy a intentarlo, aunque debería hacerlo por la noche cuando de madrugada ese maldito insomnio hace acto de presencia y no me deja dormir, es entonces cuando los pensamientos fluyen a una velocidad increible, mi cerebro creo que toma forma de olla hirviendo, hierve a tal velocidad que palabras y mas palabras se escapan levantando con fuerza la tapadera.

Pero algo he aprendido, cosas o situaciones que hace algún tiempo yo estaba convencida de que eran logros, tras meditar con algo más de sosiego, he llegado a la conclusión de que no es así.
Cuando me enfadaba repondía con gritos, el caso es que en vez de quedarme más tranquila sucedía totalmente a la inversa, mi enfado subía de tono. Así he aceptado que lo que creía y estaba convencida que era un logro, es sencillamente otra derrota.
Habitualmente digo sí, cuando en realidad quiero decir no...de nuevo la derrota personal hace acto de presencia en mi vida.
Se acabó, estoy aprendiendo a decir basta. A vivir con la certeza de que el mundo no es como a mi me gustaría que fuera, hace mucho que está inventado, todo está inventado, pero lo que no soporto es la mediocridad, la mezquindad y la intolerancia entre otras muchas cosas. A veces me digo que si fuera valiente actuaría como Torehau, se enfadó con su entorno y se fué a vivir a la montaña, en plena naturaleza allí mantenía sus tertulias con Emerson y alguno más de esos hippis antiguos.
Claro que pensándolo bien yo no podría, necesito el contacto diario de la gente. Necesito que estés ahí esperando mi carta. Necesito imaginar la expresión de tu rostro al leer mis sinceras palabras, necesito tocarte, necesito que me toques...
Buenas noches.

domingo, 8 de junio de 2008

Pasado

[por Gaviero]

Querido pasado:

Después de tanto tiempo te has presentado de sopetón en mi vida; has llegado como un torbellino, veloz, de improviso y hasta me atrevería a decir un poco molesto. Y no sé por qué, la verdad es que no he sido yo quien te ha llamado, simplemente se ha debido a la casualidad; el desencadenante no ha sido otro que el perfume de la chica con la que me he cruzado en el Paseo del Prado. Iba paseando tranquilamente a la caída de la tarde cuando un aroma, que he identificado de inmediato, me ha sacudido como si me hubieran dado una bofetada; he girado la cabeza de inmediato y he podido ver la espalda de una adolescente que se alejaba en dirección contraria a la mía; pero durante unos segundos ha quedado flotando a mi alrededor su perfume.

No he podido por menos que cerrar los ojos, apenas un momento, y de improviso allí estabas tú; has aparecido como por ensalmo y en unos breves instantes me has traído a la mente una época lejana. Me he visto transportado a los años de mi primera juventud, a aquellos guateques del momento; he vuelto a oír las canciones de los Beatles, a los Procol Harum, y por supuesto a los Brincos y tantos otros.

Aquellas tardes con luz tenue, abrazados y practicando verdaderas luchas campales por intentar arrimar los cuerpos al bailar, el roce de la piel al coger por fin de la mano a la chica que nos gustaba, y ya ni contar cuando lográbamos dar un furtivo beso en el cuello, la cara o donde se pudiera; y siempre, al bailar “lento” aspirar el olor que desprendía la pareja de turno. Y el recuerdo de ese aroma, la memoria olfativa siempre poderosa y evocadora es la que te llamó.

Me volviste a llevar al mundo en blanco y negro de esos días, sólo levemente coloreado por los ”minipulles”, las faldas inglesas de cuadros con su alfiler cerrando la abertura de flecos, las blusas de amplios cuellos, de las chicas, y las “trenzas” beiges, verdes, las bufandas, los pantalones de pana gorda (en Madrid comprados en Cleper) de los chicos. El “Saluts les Copains”, el paquete de “Celtas cortos”, el olor al tabaco de pipa de los más intelectuales, el “Mundo Obrero” , los grises…

Todo eso me mostraste, pasado, sin recrearte en ello, es cierto, simplemente haciéndome revivir, en un suspiro, esos tiempos vividos, que de alguna manera me han traído hasta hoy, a saborear los paseos al atardecer, a sentirme ciudadano, a tener unas ideas, en fin, a ser yo. Por eso, querido pasado, gracias, por evitar que perdamos perspectiva, que te olvidemos, cuando has sido tú quien nos ha hecho así. Gracias, de nuevo.

Un hombre vivo (con memoria)

sábado, 7 de junio de 2008

El éxito

[por Iván]

Querida Leticia:

Que alegría me has dado con la noticia de tu promoción, Directora General de Desarrollo Corporativo Internacional y Consejera de la corporación industrial, nada menos!! Que bien suena, niña. Que carrerón llevas, en dos años te veo de Consejera Delegada. Tu esfuerzo te ha costado, que a nadie le regalan los éxitos Leti. Notas brillantes en la universidad, el master de postgrado en Standford, tantos años de esfuerzo. Siempre fuiste muy dura y exigente contigo misma, pero has conseguido el éxito que tanto te mereces.

Quien te lo iba a decir ¿eh? Me acuerdo cuando llegábamos las dos del colegio, y lo primero que hacíamos era dar un beso a mamá y contarle nuestras aventuras del día. Yo quería ser exploradora ¿te acuerdas?

He visto la foto de tu apartamento en Nueva York en la 5th Avenue, que lujazo niña, y tantos viajes, en avión privado y todo, Los Angeles, París, Londres. Qué vida tan intensa Leti, me siento orgullosa de ti.

Por aquí en casa las cosas siguen más o menos igual. Mamá sigue regular, la semana pasada le subieron la dosis de insulina y ya le cuesta moverse, está un poco gorda, es la maldita artritis, en unos meses creo que no podrá andar. Ayer fui a una tienda que alquilan sillas de ruedas, es la única forma de sacarla a dar un paseo por el parque para que tome el sol. A mi también me viene bien que me de un poco el aire. Por la noche cenamos juntas en la mesa camilla del cuarto pequeño, y luego miramos un rato la tele. Pero mamá se cansa y se queda dormida en el sofá hasta que la llevo a la cama. Luego me pongo un rato a leer o a pensar, o a no pensar, o a hacer cualquier cosa, que se yo, es el rato que me queda para mí, que a veces se hace duro pasar tantas horas con mamá, con ese carácter que tiene.

Por las noches me cuesta dormir, pero por lo menos mamá duerme bien y no se queja.

Bueno hermanita pequeña, que lo dicho, que me alegro muchísimo de tu éxito y a ver si algún mes de estos te coincide alguna reunión en Madrid, que mamá te echa de menos. Recuerda que siempre has sido su preferida.

Dale recuerdos a Frank y a los niños, que monos en las fotos, rubitos como su padre, la próxima vez que los vea igual ya ni los conozco. ¡Y no dejes de hablarles en español que tu eres capaz!, a ver si al final no voy a poder entenderme con mis sobrinos. Ah, y cuéntales cosas de cuando su tia Maripaz era una adolescente llena de sueños.

Pues eso Leti, que un beso de tu hermana que te quiere y otro de mamá que hace un ratito la he metido en la cama, pero me ha dado un beso para ti cuando le he dicho que esta noche te iba a escribir.

Pasadlo muy bien este verano en Australia!!!

Besitos y cuídate mucho,


Maripaz

Viernes por la tarde

[por Wara]

R.

No trabajar el viernes por la tarde fue siempre algo así como una declaración de principios. Fíjate que ya en mi época de Instituto dejábamos las clases de latín y griego para el jueves. El viernes era sinónimo de libertad. Pero, ¿cómo le explico esto a la jefa sin que me responda el consabido lo tomas o lo dejas?

De modo que aquí estoy afrontando las horas más lentas, largas, e interminables de la semana. Estar sola en un edificio de cuatro plantas no templa precisamente los nervios, pero a mí me da lo mismo; al final he decidido no hacer absolutamente nada, no mover ni un papel ni escribir una sola carta y venirme junto a la ventana. Me he sentado para mirar al otro lado del cristal, barcos y botes mecidos sin voluntad; el mar que se envalentona porque es invierno y amenaza con sobrepasar las barreras del muelle, allegarse a las casas y tal vez entrar en ellas como alguna otra vez hizo en el pasado.

Pese a todo, me gusta el día de hoy; desde la mañana amenaza tormenta y estoy segura de que en algún momento el cielo tendrá que ceder, no podrá contener esa furia… No sé cómo explicarte cuánto admiro a la Naturaleza cuando se manifiesta así, violenta, porque pienso que está en su derecho, ¿no estás de acuerdo? Seguro que no. Pensarás que otra vez estoy a vueltas con mis ideas extrañas… pero es porque no me comprendes. Porque de la realidad sólo ves lo que tienes delante, y yo voy más adentro. Eh, eh, ¿lo has visto? ¡Primer relámpago, intenso, brusco, como un latigazo en el aire…! Este sería el instante en que mi querida Tatá comenzaría a rezar aquello de “Santa Bárbara, que en el cielo estás escrita…” para que proteja a los viajeros, a los hombres que están en el mar. Oh, sí, por favor, que no haya ninguna emergencia, que no suene la radio ni el teléfono, que no se produzca una llamada de socorro. Por favor, Santa Bárbara; es viernes, déjanos finalizar la semana sin novedad.

Me pregunto qué estará haciendo Toni, que hasta el sonido de un petardo la sobrecogía. Todo porque a su madrina no se le ocurría nada mejor que llevarla consigo al refugio antitormentas que se había construido en el hueco de la escalera de la vieja casa familiar; allí se pasaban la madrina y la niña el curso de la tormenta, a oscuras, abrazadas y amedrentadas. Como aquello de no abrir un paraguas dentro de casa, que por lo visto también atrae a la tronada. Nos reímos de tanta ingenuidad, ¿verdad?, pero tiene su encanto. Fíjate que Toni no recriminó jamás a su madrina por aquella mala costumbre, ni siquiera se la cuestionó; cuando ahora la asalta una tormenta, si es de noche, no duerme, se sienta en la cama e intenta leer. De día lo cierra absolutamente todo, puertas, ventanas, ruidos… ¡Pero lo que daría por regresar junto a la seguridad de su madrina en el hueco de aquella escalera!

¿Por qué estoy hablando de Toni y de todas esas cosas sin importancia? ¿Acaso porque la tormenta no se desarrolla sólo entre las nubes, sino acaso más intensa aquí entre nosotros? Sé que no vas a venir, y no porque la lluvia te lo impida. Sé que no vas a volver. Apenas distingo ya la línea del mar al fondo del muelle, la tormenta arrecia y la gente corre a refugiarse en sus casas. Si alguien me mirara desde el exterior, si se parara a contemplarme un instante detrás de estas enormes ventanas inundadas de luz en una tarde tan desapacible de invierno, pienso que la impresión que les daría sería la de un pez solitario prisionero en una brillante pecera.

Pero hoy es viernes. Viernes por la tarde. Es decir, mi libertad.

martes, 3 de junio de 2008

Hoy te escribo desde...

[por Madison]

Ya sabes cuanto me gustan las cartas, guardo muchas y todas son distintas. Las hay en papel cuadriculado, en hojas perfumadas y de colores, algunas escritas a máquina, otra... (quizas la que más cariño le tengo) es de hace muchísimos años, es de mi abuelo y siempre la llevo junto a mi, en mil dobleces, se ha roto, cuando la abro está en cuatro trocitos cuadriculares, pero es una especie de talismán que me ayuda a superar alguna situación delicada para mi. Está escrita con un boligrafo normal, la letra se ve de pulso un poco inseguro, pero el contenido es firme y muy cariñoso, mi abuelo fué una gran persona, justa e inteligente y yo le adoraba creo que no hay dia que no le recuerde en algún momento.

Pero no quiero hablar de mi abuelo hoy. Eso lo haré en otro momento. Hoy quiero contarte a ti lo que siento cuando te escribo desde mi ordenador.
Algo tan impersonal como un teclado y una pantalla se han convertido en algo cálido y cercano. Cuando recibo tu carta me hace feliz, has dedicado parte de tu tiempo pensando en mi incluso puede que mientras escribías me mirabas con tanta intensidad que podías ver mi rostro.

Cuando te escribo busco el momento adecuado, nunca lo hago si estoy tensa. Me gusta
convertir ese momento en algo único, así que me preparo. Despejo la mesa, limpio la pantalla, mi ropa es cómoda pero elegante igual que los zapatos y mi peinado porque es un encuentro, una cita entre tu y yo y por supuesto no mereces verme echa una pena.
Así que cuando estoy a punto me siento en la silla, delante de ordenador. Todo está en orden, me preparo un café por supuesto...y empieza mi ritual, ah no espera me olvidaba de algo muy importante, es la música. Hoy...ahora le ha tocado a Mark Knopfler y su canción titulada All That Matters...no se qué mas, pero es una canción preciosa que cuando la escucho me produce una tristeza muy cálida, puede que sea yo una persona contradictoria, pero es así me gusta escuchar algo que me llegue, que me haga sentir viva, incluso que haga que alguna lagrima se deje caer sin darme cuenta.

Ahora sí, ahora está muy bien. Es increible la complicidad que puede existir entre una pantalla, el teclado tú y yo. Si te parece bien podemos empezar a conversar....¿te apetece?

3 de Junio

[por Wara]
Mi queridísimo Anxó,

¿Cuántos días y noches habremos velado tu sueño? Acaso no recuerdas que cuando eras un niño preferías dormir a comer... que cuando eras un niño te gustaba fingir que dormías para despertar sonriendo, feliz, al recibir un primer beso del día. Cuando eras un niño adornábamos con velas la tarta de nata, y cada mes de junio celebrábamos tu cumpleaños y para agosto el de tu hermano. Catorce, dieciocho, veinte, veintisiete… Hoy, si no hablamos, si no lo pensamos, si una suerte de demencia nos borra la memoria o nos arranca los recuerdos, tal vez nadie se dé cuenta de que es 3 de Junio y acaso pase el día sin hacernos más daño que los restantes del año… Pero yo quiero hablarte, ¡despierta! Necesito tu abrazo, grande y espontáneo como el del día de Reyes, que ya nunca puedo olvidarlo.

Cuando eras un niño, curioso y directo, solías preguntar por mi edad. Yo te respondía una tontería y tú sonreías; sabiendo que no era cierto, aun así me creías -me querías, habrías dado tu vida a cambio de la mía-. Yo te retaba a alcanzarme y pasarme sabiéndolo imposible, pero si el destino o la vida o los dioses que existan hubieran obrado con justicia deteniéndose a mi lado, deberías haberlo conseguido. Y cuando el no-tiempo viniera de vuelta y nos encontráramos tú yo frente a frente, ¡lo que me reiría al ver tu expresión asombrada, tu sonrisa enmarcada por arrugas y canas!

Pero nunca se trata de la edad, mi amor, ni de las horas que se han ido, sino de cómo inviertes el tiempo que pasas con aquellos a quien amas. Por eso evito ser cruel recordándoles la ocasión perdida cada vez que insistían con aquel rutinario no fumes, come bien, regresa a casa, ¡mira qué ropa te has puesto!, cuelga el teléfono, aféitate, ¡despierta de una vez…! Cual si fueras un niño que jamás hubiera de crecer cuando en realidad ya la vida había moldeado en ti al hombre generoso y el amigo fiel; el hijo, el hermano, nieto y sobrino; un hombre enamorado. Nuestro niño robado. En ese tiempo perdido, tú y yo nos reímos, abrazamos, jugamos, nos quisimos. Ellos se dan cuenta ahora de la inutilidad de los consejos una y otra vez repetidos, necesarios, oportunos, sí, pero ya sin sentido, envidiosos de una vuelta atrás inapelable: la oportunidad de disfrutar otra vez de tu vida en una casa sombría, donde el silencio crece, donde aumenta día a día… Y yo, yo quisiera tenerte para perderme en tu risa, para fundirme en tus brazos, para ver películas terribles y escuchar aquella música imposible, para hablar de amores y olvido, del pasado ya ido y del futuro que os deseé propicio, de chicas y chicas y sueños compartidos; para obligarte en tu promesa de cuidarme cuando yo fuera viejita.

Cada mañana te saludo no más despertar mientras, una y otra vez, me propongo dejarte marchar… ¿Duermes? ¿Por qué sigues durmiendo ignorando que te has ido? ¿Por qué no me respondes y, sin embargo, mi amor, sonríes? Sonríes, sí, para siempre y para siempre dormido, porque cuando se asomó a tus ojos, altanera en tu sueño, para posar un dedo en tus labios y llevarte en silencio, sin duda adoptó la Muerte su apariencia más bella.

Gracias por quererme tanto,
pese a mis defectos, que nunca miraste.
3 de Junio de 2008

domingo, 1 de junio de 2008

Carta XIII

[por 1452]

Carta XIII

Hoy releo la carta que te escribí hace un tiempo, y me asusta en cierta forma, percibir de manera tan clara, que quizá, no soy tan diferente de ti.
Serán las circunstancias, las casualidades de la vida, y este estado sino de paz, de comprensión, que me hace ver, que cuando escribimos una carta, hay algo en ella que le decimos a otro, pero que en realidad necesitamos decirnos a nosotros mismos.

En aquélla, te reprochaba tus celos hacia mí… después de haber sido mi compañera, te convertiste sin que yo pudiera comprenderlo, en mi “oponente”. ¿Y sabes? Tengo que reconocer con todo el dolor de mi alma (porque la verdad nunca es fácil e intentamos en muchas ocasiones, negárnosla de forma contundente con mil y un argumentos), que yo también albergaba celos hacia ti.
Y es curioso leer esa carta pasada, porque ésa fue la única parte, que ratifiqué que no me correspondía… justo la única que compartía contigo.
No sé cómo pasamos de un estadio al otro, en tan breve tiempo. No lo sé, por más que lo pienso, pero si así ha sido, alguna razón tendrías para ello, aunque a mí se me escapen los motivos.

La finalidad de esta carta, no es otra que la de comunicarte, que ya no me duele esta separación, ni me molesta tu actitud.
Es más, desde el momento en que he podido reconocer (gracias a ciertas circunstancias que se han unido, de manera casi mágica, para que yo esté escribiéndote ahora de nuevo), que en mi carta le hablaba a mis celos y no a los tuyos, me siento en paz conmigo y contigo.
No me importa que cuando sepas de mis avatares, esboces una sonrisa, y me alegro de que no me importe, porque eso es señal de que en eso, no me parezco a ti. Yo no me alegro de tu desgracia. Nunca me alegré de la de nadie. Hasta para mis peores enemigos, siempre tuve tendida la mano, porque de ellos aprendí tanto o más, que de mis amigos.

Así que tengo que darte las gracias, por todo lo que le has aportado a mi vida. Sin saberlo, y sin que fuera tu intención, me has ayudado a seguir mi camino, con una lección más, aprendida.
Deseo que la vida te haga un regalo similar al que a mí me ha hecho: aceptar algo de ti, que nunca te haya gustado, pero que está ahí, y no se puede superar, hasta que no se admite.

Le has dado luz a mi sombra.

Gracias.

P.D. Quizá tampoco sea una simple casualidad, que esta carta sea la número trece. Símbolo de la muerte de lo viejo a favor de lo nuevo. Símbolo así mismo, de cortar lo que nos impide avanzar, para poder seguir nuestro camino, lleno de nuevas oportunidades, y siendo en cierta forma, personas diferentes.

Deseo también para ti, que un nuevo camino se abra en tu vida